Capítulo 28

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Dedicado a:@SilviaAutelli


Los minutos pasaban y Rachel continuaba en estado de shock, parecía irreal que le habían confirmado que William Ferreira, su William, el hombre que amaba llevaba muerto casi treinta meses. Anhelaba saber sobre él, saber en donde estaba y que había pasado. Sin embargo, con esa noticia devastadora se fulminaron las esperanzas que tenia de volver a verlo, esa ilusión era la única razón que la mantenía de pie y por lo mismo le daba trabajo soltar esa pisca de esperanza.

Por momentos se preguntaba si en realidad se lo habían dicho o sólo lo había imaginado. Dolía, no podía creerlo, ni quería aceptar que ahora si ya no volvería a ver sus hermosos ojos o su sonrisa ladina, a besar sus apetitosos labios, o a sentir sus fuerte brazos abrazándola, sobre todo dolía pensar que no volvería a sentirse amada y sentirse mujer entres sus brazos.

−¿Qué voy a hacer con todo este amor que siento? −quiso saber desesperada, al punto que todo su cuerpo se estremecía.

−¿Qué voy a hacer con los planes y sueños inconclusos?

Era verdad que quería saber que había sucedido con William, que necesitaba cerrar ese capítulo, pero no de esa forma.

El dolor de saber que ya no volvería a verlo ni a escuchar su voz, era peor que cualquier otro dolor haya tenido. En ese momento penso si hubiera dolido menos saber que la engaño y que estaba con otra mujer. Quizás eso doliera menos por el enojo y seria más fácil de aceptar y de superar, algo que en ese momento dudaba que fuera posible.

−¿Cómo voy a seguir mi vida sin ti? −preguntó con la voz entre cortada.

−No puedes prometer llevarme al cielo para después dejarme caer al vació. No estoy lista William...para vivir sin ti.

−¿Dónde quedo la promesa de estar juntos por siempre...? Te fuiste muy pronto. −reclamó llorando mientras sentía que su corazón se rasgaba y el llanto desconsolado inundaba la habitación.

Cuando sintió que sus piernas se quedaron sin fuerzas, se acercó y sentó en la orilla de la cama abrazando la playera de William, e inhalando el aroma que la reconfortaba al menos un poco. Mientras veía el rostro de él en la fotografía de ellos, recordando ese día y otros momentos hermosos vividos a su lado. La sonrisa que se puso en su rostro al recordar esos días desapareció; no podía aceptar que estaba muerto, no quería hacerlo porque el hacerlo era resignarse a que no lo volvería a ver nunca más, en esta vida.

"¿Debería de sentir su ausencia?"

"¿Tendría que sentir algo? Además del gran dolor y desconsuelo que sentia en este momento" −se preguntaba si debería de sentir algo diferente.

No sabia si era la falta de aceptación o era un mecanismo de supervivencia, pero ella sentía que ese no era el final de ella y William, algo le decía que había más de ellos; que su historia de amor no podía terminar en tragedia.

Con esa sensación de un amor inconcluso, de pronto a su mente vinieron todos los posible escenarios de lo que pudo haber sucedido ese día y de porque los restos del hombre que encontraron tenía artículos personales de William. Sabia que era una locura y que era absurdo, pero ¿qué tal y si así fue como sucedieron las cosas?

Con esa pizca de esperanza en el fondo de su corazón y en una pequeña parte de su mente, nuevamente volvió a leer el papel que tenía en sus manos. Cada vez que lo hacía esperaba encontrar algo que no hubiera visto antes, encontrar algún error, algún indicio de que esos restos no eran de William. Había leído más de una docenas de veces el documento de los resultados de ADN, y después de no encontrar nada diferente finalmente acepto que, aunque otro hombre hubiera despojado a William de su vestimenta y reloj, la prueba que tenía en sus manos era infalible.

Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora