CAPÍTULO 14

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EL APAGA INCENDIOS

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Las calles de Belo horizonte rebosaban de su calma habitual, dónde los transeúntes proseguían con sus vidas mientras J.C. daba las noticias del día en la Radio Confidencial.

No era de esperar que la calma en cierta casa del barrio Lourdes* fuera irrumpida por un mensajero inusitado. Siendo recibido por la ama de llaves, la misma que corrió luego de recibir el telegrama que este hombre había dejado.

—Señor Roberto, buenos días. Hoy ha llegado esto para usted. —dijo a su jefe quien se encontraba tomando el desayuno.

Roberto miró el sobre sin entusiasmo, pero en cuanto le dio la vuelta y se topó con la descripción del documento, salió de su adormecimiento matutino

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Roberto miró el sobre sin entusiasmo, pero en cuanto le dio la vuelta y se topó con la descripción del documento, salió de su adormecimiento matutino.

Origen: Río de Janeiro.

Entonces se apresuró a abrir el sobre y encontró efectivamente un mensaje de quién sospechaba, Malthus.

El telegrama llevaba un mensaje corto que decía:

El telegrama llevaba un mensaje corto que decía:

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La encontré.

El resto lo sabrás por una carta que pronto te llegará.

¿La encontró? Pensó. ¿Qué encontró?

Fueron pocos los segundos que le llevó engranar los hechos mientras tomaba un sorbo de café.

Hilda...

Su sorpresa fue tal, que casi vota el sorbo que tenía en la boca, lo pasó rápidamente y se escuchó un grito por la casa.

—¡La encontró! ¡Por fin la encontró! Condenado, sabía que lo lograrías. ¡Por fin!

En ese momento su esposa que estaba en la cocina se asomó a la sala tras escuchar sus gritos.

—¿Roberto qué sucede? — le dijo extrañada.

—La encontró, Bela...—respondió emocionado.

Él se acercó y la abrazó para luego plantarle un beso. Su esposa seguía sin entender hasta que, sosteniendo su rostro entre sus manos, le comentó más pausado.

UN HURACÁN EN RÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora