CAPÍTULO 21

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LA MUSA DEL DESFILE

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José Pov

El ambiente estaba muy caldeado desde hace meses y yo no podía separar la aparición de Joao y Loja con lo que sucedido. Tras las primeras bombas colocadas a las afueras del Dops supe que esto tenía que ver con su lema de no dormirse en sus laureles. El mes pasado escuchamos espantados la noticia del robo del banco.

Los policías estaban haciendo sus investigaciones, seguro; como es obvio; sabrán que no son delitos aislados. Más bien movimientos orquestados meticulosamente, aunque los del PCB han salido a desmentir sobre sus vínculos, muchos de sus militantes están siendo capturados si no que desaparecidos.

Yo seguía leyendo el periódico, puede que en cierto modo el Folha* era más osado al publicar estos temas que el Jornal**. Era mi fuente mas certera por ahora.

Al llegar a la universidad esta se encontraba abarrotada de policías que iban pidiendo su cédula a los que; con miradas suspicaces; creían sospechosos.

¿Así que hasta aquí les trajo sus investigaciones?

Cuanto me alegro de no haber pisado el palito otra vez o hubiera terminado como aquel estudiante que fue abatido a principios de año por un policía.*** La noticia estremeció a todo Rio y para Junio salimos en la marcha de los cien mil y esa fue la ultima manifestación masiva del año.****

Somos carne de cañón sin importar de que bando estemos, la cuerda siempre se romperá de nuestro lado.

Pasé sin darle importancia, aun sabiendo de que años atrás bien podría haber sido uno de los blancos fijos, había aprendido en estos cuatro años a pasar desapercibido, a camuflar mi descontento.

Entré a la facultad y noté al final del pasillo a Malthus, quien al verme dejó su conversación con un compañero y se me acercó casi corriendo.

—¿Viste a los muchachos afuera? Todo el mundo está hablando de eso, dicen que hay infiltrados aquí.

Yo no le había comentado a nadie sobre el encuentro con Loja y Joao. Por el bien de todos era mejor conservarlo en secreto, pero no era difícil imaginar que captaron algunos incautos antes de irse ese día.

—Por lo que sé, están buscando en todas las universidades. Esto será una cacería sin tregua...

Lo cierto es que este nuevo partido se había puesto la soga al cuello con acciones tan imprudentes, hay que decirlo con todas las letras, eran salvajadas. Pasaron de cuidar al pueblo a mancillarlo asaltando bancos y poniendo bombas, se han convertido en delincuentes.

—Son tiempos críticos Zezé, siento pena por aquellos que cayeron en esas redes, y me disculpo si te incómoda. Ambos sabemos lo que les espera, de solo pensarlo se me pone la piel de gallina.

—No tienes porqué disculparte, comparto ese sentimiento. La verdad es que aquí solo encontrarán señuelos, a los actores intelectuales difícilmente podrán apresarlos. —solté un suspiro nostálgico. — ¿Por otro lado ya te dieron nuevas noticias?

Malthus que se encontraba ensimismado entonces despertó con mi pregunta.

—Por ahora nada, pero estoy a la espera de lo que diga Christina.

—Claro, me avisas cualquier cosa. —toqué su hombro y me despedí.

—No hay problema, nos vemos más tarde Zezé.

UN HURACÁN EN RÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora