CAPÍTULO 15

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MIRADAS

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Malthus Pov

Tras terminar mis clases en la universidad salí corriendo y me dispuse a ir al hotel del que me había hablado Nela. Tomé la ruta del circuito de playas y dejé que la brisa marina aliviara mi ansiedad.

Mientras sostenía la boina en mis manos pensaba en lo que debía decir, un "te traje tu boina" no era suficiente. Tendría que buscar algo que causara más impacto.

Quizás me quedaría esperando en la recepción. ¿Y si no estaba? Negué con la cabeza y traté de ser positivo. Esta vez tenía que entregársela directamente y sin intermediario.

Llegué al paradero y toqué el timbre para bajar del bus. Por un lado, la playa y por el otro un gigante de marfil que era acompañado de palmeras como si de un cuadro se tratase.

Así que no era difícil dar con el hotel, puesto que era el más lujoso, el más grande y con el nombre gigante en la fachada que se hacía notar aún a la distancia. Me sentí tan pequeño, tan ajeno al lugar, tan lejos de mi favela o de mi pueblito escondido de Santa Ana.

Grande fue mi sorpresa al llegar a su puerta y ver mucha gente en la entrada siendo contenida por los trabajadores del hotel.

¿Qué hace toda esta gente aquí? ¿Acaso una celebridad está hospedada?

Quise llegar al portero, pero fue muy difícil dar con él. Tuve que escabullirme entre la gente para por fin tenerlo en frente.

—Disculpe, ¿me permite entrar a la recepción?, necesito entregarle esto a alguien. — dije con dificultad mientras trataba de librarme de la aglomeración, alzando la mano en la que sostenía la boina. El hombre me miró de pies a cabeza.

—Por hoy solo dejamos entrar a nuestros huéspedes. No queremos que algún fan se cuele e importune a los clientes. Ahora si tiene prisa, puede dejar el articulo junto con el nombre de la persona a quien se lo debemos entregar.

Yo negué con la cabeza y recogí la mano.

—Es que no entiende, es importante que se lo entregue en persona. —insistí.

—¿De quién estamos hablando? —farfulló el hombre mientras sacaba un cuaderno de registro.

—La huésped se llama Hilda Gualtieri Müller. — al escuchar el nombre cerró el cuaderno casi al instante.

—Oh, la señorita Hilda no se encuentra por el momento, pero si la espera como el resto pronto la verá llegar.

Entonces bajé el mano sorprendido, lo que fue tomado como trabajo cumplido para el portero y se alejó a responder las dudas del resto.

¿Qué se supone que significa eso? ¿Acaso esta gente la espera?

Me pregunto si Hilda es tan conocida también aquí, lo único que sabía era que se había convertido en una modelo, pero no imaginaba que eso le había ganado tantísimos admiradores.

Luego mi mente me llevó de regreso a los días en que se instaló en el Maravilloso hotel y era asediada por la prensa de Belo horizonte. Más los casos son distintos y su fama actual era de otra índole, de otro modo a Nela se le hubiera escapado este detalle cuando me buscó a escondidas de José.

Para salirme de dudas me colé al tumulto y me dispuse a preguntar a alguien. Fue así que me acerqué a algunas chicas y las abordé.

—Disculpen la intromisión—dije reservado—¿A quién esperan todas estas personas?

UN HURACÁN EN RÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora