Hola, yo. Volví. 31/03/24

4 1 0
                                    


No tengo ánimos de regresar, si soy honesta, y no tengo razones para no serlo. O sea, ¿cómo me miento a mí misma?

   Ya sé que llevo poco más de un mes sin escribir, pero es difícil hacerlo. Siento... Es como... Me duele el pecho, o algo así.

   No había hablado de ella todavía, pero es... Era una parte realmente importante en mi vida, soy lo que soy gracias a mis papás, sí, pero también gracias a ella.

   Me acuerdo mucho de su apoyo, de sus consejos y todas las veces que me regañó por cosas simples y que me parecían absurdas. Esos días en los que ella se enojaba y yo me enojaba el doble. O esos momentos en los que la ponía a escuchar las canciones que a mí me gustaban, como Drive by, de Train.

   ¿Cómo se supone que me despida si no quiero decir adiós?

   Querido diario, regresé, pero para romper mi compromiso conmigo. Estaré escribiendo, sí, pero no será diario, no por un tiempo. Sigo procesando todo, haciéndome a la idea de que no volveré a ver a mi abuela, entendiendo que, si estará conmigo, sólo estará en sueños, en recuerdos, fotos, y esas cosas que aprendí de ella, como que los caldos van con tacos de queso.

   No he hablado con Gael, seguramente cree que lo estoy evitando o me enojé por algo que no sabe que hizo.

   Tampoco he tenido muchas ganas de contarle a Sara lo que pasó, va a querer pasarse el día entero conmigo, literalmente querría dormir en mi casa y, honestamente, no tengo ganas de tenerla pegada a mi.

   Esta semana santa fuimos a casa de mi abuela. Esa casa es y siempre será de ella, esté o no. Fue difícil poner un pie adentro sabiendo que voy a poder entrar y gritar "¡Hola abuela!", pero no voy a tener una respuesta ni un abrazo de su parte. Ya no nos va a preguntar si llegamos con hambre, si queremos una nievita, o si no se nos antoja un chocolatito con pan.

   Joel parece estar más tranquilo que yo. Imagino que, igual que su hermana mayor, sólo llora cuando está solo.

   Mi mamá sí se rompió. Dijo que se sintió sola. La ví llorar por primera vez.

   Es difícil.

   Todos extrañamos a mi abuela.

  Mi papá nos ha estado mandando mensajes, lo hemos visto menos. Sabe que seguimos como en ese proceso de despedida. Nuestro duelo.

   No sé ni cómo he ido a la universidad. No me acuerdo de nada de las clases. No entiendo cómo no he faltado o perdido el derecho a examen.

  La extraño mucho. A veces siento que me hizo falta hablar con ella. Abrazarla. Preguntarle muchas más cosas de su vida, aunque me la sepa toda. Insistirle más para irnos de vacaciones juntos, ella, mi mamá, mi hermano y yo. Nunca quería salir de su casa, pero siempre nos decía que le gustaría ir a Bacalar...

   Cayó una lágrima en mi teléfono. No me dí cuenta en qué momento empecé a llorar.

   Necesito una pausa. Una pausa de... 24 horas, al menos. Tal vez... No sé.

   Espero volver mañana, pero no me haré promesas.

   Abuela, te extraño. Y te quiero, hoy y siempre. Descansa en paz.

   Hasta otra entrada, yo. Llora, no te guardes nada. Un abrazo, que sé que lo necesitamos.

EV

Erica. Mi intento de diario  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora