22/05/24

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Querido diario... Creo que las últimas... Entradas... No. Sí. No sé. El caso es... Creo que, desde febrero, has tenido suficientes entradas sombrías. No quiero leerte en cinco años y pensar en lo deprimente que fue este año, porque no ha sido así.

(Pequeño anuncio, futura yo: Cambiamos el formato. Lo cambiamos, ya. Erica del pasado está cansada de tener que corregir cuando no queda esto con sangría, y Erica del presente quiere evitar que la futura Erica tenga esos problemas. De nada).

Sí es triste tener que decir adiós y acordarte de momentos que no volverán, pensar en palabras que no escucharás, y extrañar abrazos que no te darán más. Es difícil. Pero tenemos que seguir adelante. Estoy segura de que mi abuela no hubiera querido que viviera amargada y sumida en un abismo que se hace más profundo conforme pasa el tiempo, haciéndome sentir que cargo con un océano de lágrimas que se niegan a fluir porque «soy fuerte».

Sí soy fuerte. Lo soy y no por eso dejé de llorar. Las lágrimas vienen solas, sin aviso. El nudo en la garganta sólo aparece, de repente. Por una playera que tiene su nombre impreso en el estilo, la tela o el corte. Por una serie, cuyos personajes presentan similitudes con lo que pasó o que podría ser si ella siguiera viva. Por una canción, una vela, una planta, las canas de un señora caminando en la plaza, un paseo en el parque.

Son los recuerdos.

La forma en que se relaciona un evento trivial con otro que se vivió y que ahora es diferente por la ausencia de una persona.

Qué le gustaba. Qué me diría. Cómo insistiría en que usara un vestido largo de tirantes. Las preguntas que haría sobre la universidad, los exámenes. Qué preguntaría sobre Gael.

Gael...

Él es un sueño. Me ha hecho llorar demasiadas veces y sí suena mal, pero han sido llantos que necesito. Me deja desahogarme. Ni siquiera hablamos, me deja estar en silencio y me cobija en un abrazo del que no quiero salir, pero lo hago porque tampoco quiero olvidarme de vivir, por mí, por mi abuela, por mi mamá, por mi hermano.

Quedarme con él es muy cómodo, y sería fácil dejarme llevar y perderme, sólo estar en paz a su lado, volverme dependiente de una persona que me dejará depender de él, pero a quien absorbería hasta que ambos fuéramos infelices. Quizá estoy exagerado, pensando en un escenario atormentando, porque aún estoy atormentanda por recuerdos y tantos «te extraño» que ya no tendrán un «pues ven, aquí te espero 😁» por respuesta.

...

Que bueno que ya no quería entradas sombrías para no leer sobre un año deprimente...

EV

Erica. Mi intento de diario  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora