Evangeline Rosier, como un ángel, tal como su nombre.
¿Como alguien así puede volverse la debilidad de los chicos más agresivos de Hogwarts?
Fácil, son mejores amigos desde que nacieron y se enamoraron de ella apenas tuvieron uso de razón.
"Take a p...
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˚ ༘♡ ⋆｡• 𝐸𝓋𝒶𝓃𝑔𝑒𝓁𝒾𝓃𝑒• ༘♡ ⋆｡˚
Las vacaciones antes de empezar el tercer año resultaron bastante aburridas, para todos menos Evangeline que fue la persona más feliz en Italia.
Su abuela la envío allá para compensar el no poder estar con ella durante las vacaciones y claro que Dwayne la acompañó.
En el lapso de tiempo de dos años en los que Eva aprendía a controlar su "herencia" se había convertido en un martirio ya que no dormía nada por los golpes entre realidades que le daban de la nada y entre eso y las voces en su cabeza atormentandola simplemente sentía que iba a explotar.
Descubrió que cuando estaba concentrada en un objetivo de algo que genuinamente le interesara no la molestaban.
Ahora, ¿qué le interesa a Evangeline Rosier? Le gusta la moda pero solo comprarla y leer revistas, no era algo con lo que tuviera un objetivo fijo para concentrarse.
Le gustaban los animales pero solo acariciarlos y jugar con ellos pero no recoger sus desperdicios ni sacarles pulgas, le daba asco.
Cambiarle el estilo a las personas le encantaba, podría ser estilista perfectamente, y por un tiempo lo intento con gente aleatoria que veía en la calle pero no la tomaban en serio por tener trece años y se rindió.
Un día mientras Dwayne estaba paseando en bote por Venecia ella se apareció en Roma, la dejaban hacerlo, si un muggle se metía con ella sabían perfectamente que el que terminaría mal sería el.
Evangeline caminaba pensando, ¿qué le interesaba? Si no encontraba algo a tiempo lo más probable era que se volvería loca, más de lo que ya estaba, y no quería eso.
Pasando por la parte comercial de Roma observó un lugar con un anuncio interesante, "juega por dinero", el foco se le prendió inmediatamente.
Le encantaba el dinero, más que cualquier cosa en la vida.
Vio personas vestidas muy elegantes entrando y cómo si el universo quisiera que entrara el bolso se le cayó y el viendo lo movió justo en la puerta del lugar.
Observó cómo todos los que entraban eran adultos y dudo, era bajita, si, pero siempre se vistió muy elegante para su edad, ella y todos los niños de la elite del mundo mágico, no tenía nada que perder si intentaba.
Justo en ese momento las voces se callaron por primera vez en meses y sonrió de lado, tenía un objetivo y concentración. Ya tenía lo que necesitaba.
Buenas tardes-llego pisando fuerte con sus Loubutins de veinte centímetros que finalmente su abuela le dejó usar al resignarse de que esa niña se cansaba más con tenis que con tacones-quiero dinero-el hombre de la recepción se rio a carcajadas-¿cual es el chiste? Yo diría que es su peinado pero yo creo que eso usted ya lo sabía-inmediatamente el mayor de enderezó mirándola con dureza.
