Capítulo 18 : Un final de película

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Cuando me acerque a él para besarlo y decirle que no puedo no perdonarle, se oyó un golpe que venía de la cocina. Con tanta emoción me había olvidado de que Luci y Samuel estaban ahí.

-¿Chicos estáis bien?

-Si, no es nada.

Dijo Samuel.

-Bésalo de una vez.

Gritó Lucía.

Y lo besé. 

Y cuando él me devolvió el beso y me abrazó dejé de sentir frío. 

Se oyeron unos aplausos que venían de la cocina .

-¿Podemos salir ya?

Preguntó Lucía.

-Claro que sí.

Contesté yo. 

Y aparecieron los dos en el salón, Samuel con una sonrisa le dio una palmada en la espalda a Lucas.

-Bien hecho tío.

Lucía no le dijo nada, solo lo miró, y entonces fue Lucas quien le habló a ella.

-Perdoname, te prometí cuidarla y no lo he sabido hacer.

-No lo has hecho muy bien, no.

Le contestó ella.

-Pero esta vez lo haré bien. La quiero y solo quiero hacerla feliz.

-Por la cuenta que te trae.

-¿Y con esta bolita de pelo que vamos a hacer?

Dijo Samuel acariciando al cachorrito que yo tenía en brazos.

-Es un bebé. Y es muy bueno.

Le digo yo.

-Si que lo es, ¿Pero sabe ir al baño?

-Si claro, y también sabe leer y escribir.

-No te preocupes, he cogido una habitación y aceptan perros.

Le dijo Lucas a Samuel.

-No hombre, que duerma en el baño. O podemos quitar la alfombra y ya está. 

-No, que esta será su primera noche sin su madre y sus hermanos y este bichito necesita cuidados. 

-Pues entonces me voy con vosotros, que soy su mami humana, y no os voy a dejar solos.

Samuel y Lucía se fueron a cenar al restaurante nuevo. Y Lucas, Magni y yo, fuimos a dejar las maletas al hotel. Que resultó ser un cuatro estrellas, en primera lineá de playa. Y la habitación, una suite con terraza Y vistas al mar. Una pasada.

-Pedazo de habitación para no tener muchas esperanzas.

Le dije.

-Por si acaso cariño, por si acaso.

Cenamos en una terraza del paseo marítimo, porque allí si podíamos estar con Magni. Luego dimos un mini paseo por la playa. Bueno mas bien por el paseo, porque con las muletas no podía meterme a la arena, y de todas formas teníamos que ir parando. Una de las veces yo me senté en el muro, Lucas bajo a la arena con  el gordito, que lo pasó en grande corriendo por la arena, y ladrándole a las olas.

 Nos hicimos muchas fotos y le pedimos a unos chicos que nos hicieran algunas para salir los tres. Y al volver al hotel nos compramos unos helados buenísimos. 

 En el hotel limpiamos a Magni lo mejor que pudimos con toallitas húmedas, allí habían un montón de cosas especiales para él. Había una camita, cuencos para comida y agua,  juguetes y un set de productos de higiene.

REINICIARSE A LOS 40Donde viven las historias. Descúbrelo ahora