Capítulo 9 : Avances positivos

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Se quedó callado, no dejo de mirarme, pero tampoco me dijo nada. Y a cada milisegundo que yo pasaba esperando su respuesta, notaba como me iba helando por dentro. Hasta que la sensación de frío fue tan real que con las manos busqué la sabana para tapar mi cuerpo.

-Eva yo...

Me di la vuelta y me puse a buscar mi camisón, normalmente estaría debajo de la almohada, pero con la que hemos liado en la cama, a saber donde está.

-Eva no te enfades...

Lo encontré, estaba en el suelo. Me lo pongo y me levanto. Me doy la vuelta y lo miro, le estoy dando tiempo por si quiere decirme algo. Pero no, y esta vez no me mira como hace siempre. Está incómodo.

-Voy ha prepararme una Infusión, ¿Quieres una?

Tampoco me contesta.

Fui a la cocina y preparé dos infusiones de menta. Mientras las hacía, oía a Lucas moverse en la habitación. Y luego lo vi salir al patio completamente vestido. Yo saque las infusiones y le di una.

-Cuidado que está muy caliente.

Y sujetando mi taza con las dos manos me senté en el columpio.

Me desperté y vi que entraba sol por la ventana. Miré la hora y eran las 8:22, presté atención, pero no sé oía nada.

Me levanté y me fui a correr, hice 7 km., tenía pensado hacer 6 y subir otro kilometro el lunes. Pero hoy me había puesto los cascos e iba escuchando música. Era el primer día que corría con música desde que llegué a Sotillo. Con la música voy cantando mentalmente las canciones y así no tengo que pensar en nada más. Es lo mismo que hice anoche después de que Lucas se tomará su Infusión, y me diera un beso deseándome buenas noches antes de irse a su casa. Me metí en la cama con mi tablet y me puse a leer hasta que debí quedarme dormida.

Cuando llegue a casa, me duche, desayuné y me tomé mis pastillas. Y estaba mal, quería llamarlo y preguntarle que es lo que pasaba, pero no lo iba a hacer. Iba a darle su tiempo, así que tenía que hacer cosas para estar entretenida y no ponerme a crear hipótesis. Recogí la cocina y vi encima de la mesa el tiquet con el número de Marta, lo cogí y lo añadí a mis contactos. Le escribiría en otro momento. Y entonces vi el contacto de Ángel, el señor de los congelados, y le escribí.

 Y entonces vi el contacto de Ángel, el señor de los congelados, y le escribí

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Dejé el móvil en la mesa y seguí recogiendo la casa, pero entonces me acorde de Luis. Pobre él pasándolo mal y yo con mis historias casi le doy plantón. Busqué su número y lo llamé.

­-Hola Luis, soy Eva.

-Hola Eva, ¿Cómo estás?

-Yo bien, ¿Y tú?, ¿Cómo va esa espalda?

-Pues la verdad es que bastante mejor, no sé si por las dichosas pastillas o los cables que me enchufaste, pero esta vez me estoy recuperando mucho más rápido.

REINICIARSE A LOS 40Donde viven las historias. Descúbrelo ahora