Capítulo 7: Visitas indeseadas

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-Silvia ella es Eva, se ha venido a vivir al pueblo.

Silvia se acercó a mí para darme dos besos, y aprovecho el momento para entrar en la casa.

Yo la saludé y me quedé allí, al lado de Lucas.

-Vaya cariño, esto ha quedado realmente pequeño.

Dice con muy poco tacto, mirando a su alrededor.

-Suficiente para nosotros.

Contesto Lucas mirando a Thor, pero ella no debió verlo. Porque enseguida preguntó:

-¿Vivís juntos?

-Casi, pero no.

Le sonreí a Lucas.

-Aquí vivimos Thor y yo, Eva vive justo al lado.

-¿Cómo? ¿Qué ella es quien te ha quitado tu casa?

-Ella no me ha quitado nada. Eso fue cosa de Luis.

Silvia se situó en el centro del salón y giró sobre si misma mirándolo todo, ni siquiera se molestó en disimular un poco. Y no le gustó lo que vio, supongo que la cama desecha, la bandeja con las copas y el ramillete de flores, dejaban bastante claro que no estábamos jugando a cartas.

-¿Cuando has vuelto Silvia?

Le preguntó Lucas.

-Esta mañana. En cuanto he podido he ido a verte a las Bodegas, y me ha sorprendido no encontrarte trabajando. Por eso vine aquí, para ver si estabas bien.

-Estoy bien, solo me he cogido la tarde libre.

-Ya lo veo, ya.

Toda la situación era de lo más incómoda. Estaba claro que entre estos dos había habido algo, y que a ella no me quería aquí. Pero lo que yo quería saber era si Lucas quería que me quedara o que me fuera. Por eso lo miré a los ojos y esperé por si me decía algo, pero nada.

-¿Qué tal si vamos a tomar algo y nos ponemos al día?

Soltó la tía como si yo no estuviera en la misma habitación que ellos.

-¿Quieres que os deje solos?

Le pregunte a Lucas. Porque creía que debía hacerlo, no porque quisiera.

-¿Qué?, no.

Me cogió de la mano, me acerco a él y le dijo a Silvia que no era un buen momento. Que si quería podían quedar para otro día para tomar algo y hablar de lo que ella quisiera. Y si no, ya se verían por el pueblo.

A Silvia no le gustó su respuesta, pasó por delante nuestro y se fue. Pero antes me miró a mí de pies a cabeza y le dijo a Lucas:

-Siempre te pasa lo mismo, te conformas con poco en vez de arriesgarte por mucho.

Yo me mordí la lengua porque no sé sí tengo toda la información, pero me quedé con las ganas de poner en su sitio a esa cateta teñida con aires de grandeza.

-Lo siento, no era lo que yo tenía pensado para esta tarde.

-Eso espero, porque si esto es tú idea de una cita, no vuelvo a quedar contigo.

Me abrazo y me beso en la cabeza.

-No sabía que había vuelto.

-Eso lo he visto, la cosa es si te importa que haya vuelto.

Me solté de su abrazo para mirarlo a la cara.

-¿Tenemos que hablar de ella? ¿No podemos volver a mi cuarto y fingir que no ha estado aquí?

REINICIARSE A LOS 40Donde viven las historias. Descúbrelo ahora