❥ ; 6 - Campanas de boda

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Yarim había perdido la cuenta de los días que llevaba allí, pero sabía que al volver debía pedir los apuntes de esa semana de universidad. Había sido la mejor experiencia de su vida y ahora se sentía tan unido a Kamran que pensar que se tenía que ir dolía más que nada.

—¿Cómo encontraste este sitio? —preguntó el omega.

El celo le había nublado la mente y recordaba vagamente la discusión con sus padres y luego el coche de Kamran. Habían llegado a un hotel de lujo cuya habitación era un gran ático con todas las comodidades necesarias. También les habían lavado la ropa.

—Papá me mandó la dirección junto con algo de dinero y me dijo que ya estaba todo reservado —explicó el mayor, quien aún estaba terminando de vestirse. Ya se habían duchado y, aunque ambos estaban cansados, la expresión de satisfacción en su rostro lo decía todo—. Me siento un poco mal por haber discutido con ellos, pero creo que han empezado a entender que ya no somos niños. Se preocupan por nosotros, incluso Kaveh me dijo que te cuidara.

Yarim soltó una suave risa y se abrazó a su novio cuando este se hubo terminado de vestir. Dejó un beso en sus labios y luego se separó, pero sin soltar una de sus manos.

—Estoy feliz —susurró—. Aunque debería aplicarme en las clases, tengo que hacer varias maquetas y entregarlas, pero seguro que me dará tiempo.

—Ahora que la cosa se ha calmado, puede que debamos hablar sobre lo que ha pasado —dijo Kamran en un tono ligeramente más serio—. Hemos pasado el celo juntos y estamos marcados, ya sabes lo que eso podría significar... por mucho que estés tomando anticonceptivas.

—Oh... cierto. —Yarim agachó las orejas y se sentó sobre la cama después de separarse de Kamran—. Yo... quiero hacerlo, puedo hacerlo. M-me gustaría... eso... que no me importaría...

—¿Estás seguro? —Kamran se acercó y se agachó a sus pies para que sus ojos quedaran a la misma altura—. Un bebé no es cualquier cosa y no quiero que hagas nada sin estar preparado. Pero... si de verdad quieres seguir adelante llegado el caso, yo estoy contigo. Iba en serio lo que le dije a Kaveh... nada de esto es un error y estoy seguro de poder afrontarlo juntos.

—Sé que no es cualquier cosa, pero... la idea de ser padres me gusta —murmuró y llevó las manos a las de su novio—. No dejaré mis estudios por esto, podré compaginarlo, estoy seguro. Quiero ser madre de tus hijos, Kamran...

El corazón del alfa latió tan fuerte que por un momento pensó que se le iba a salir del pecho. Se levantó y se lanzó a besar a su novio de forma bastante pasional mientras su cola se movía rápidamente. Ser padre era algo que no había descartado, pero la idea nunca le había emocionado hasta ese punto, como lo hacía en ese momento.

—Te amo muchísimo... nunca pensé que me haría tan feliz oírte decir eso.

Yarim sonrió ante aquella reacción y lo besó de nuevo. Por un momento pensó que no iba a estar de acuerdo con la idea y ver lo feliz que le había hecho provocaba que todo su ser se calmara. Cuando se separó acarició sus mejillas y lo miró a los ojos con la cola meciéndose de un lado a otro.

—Te amo más, mucho más... Vamos a ser los mejores padres del mundo.

—Estoy seguro de eso —respondió el mayor y tomó las manos de Yarim entre las propias antes de darle un suave beso en los nudillos—. Anda, volvamos a casa.

Yarim asintió y se abrazó a su chico para que lo cargara. A su edad su tío Tighnari ya tenía a los tres cachorros y aún así había seguido estudiando por su cuenta, así que sabía que podría con ello.

Atados al destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora