Llegó el día en el que le dieron el alta a Aether. Aún no parecía estar del todo recuperado, pero había llegado el momento de volver y de tener una vida normal, como si no hubiera pasado nada. Lumine no se había preocupado por su paradero en esos días y eso le dolía más que nada. Sin embargo, entendía lo que era estar con su destinado, pero debía hablar con él de una vez. Le había dicho a Xiao que podía ir solo, pero había insistido en no abandonarlo en ningún momento por si algo pasaba.
El beta posó sus pies en la tierra, frente al apartamento. Tenía a Aether firmemente suelto entre sus brazos y se negó a soltarlo incluso habiendo llegado a la puerta.
—Deja que al menos te suba a casa —dijo en tono protector.
—Vamos a entrar por la puerta, si quieres puedes quedarte a dormir —murmuró esperando que la respuesta fuera afirmativa—. Espero que Lumine y Dainsleif vengan, necesito quitarme este peso de una vez.
Xiao suspiró, callándose todo lo que aquella situación le provocaba. Con cuidado dejó a Aether en el suelo y le sujetó con una mano firme en la cintura. Se adentraron en el ascensor, Xiao sosteniendo parte del peso de Aether. Si bien podía caminar, prefería asegurarse de que no sintiera molestia.
—¿Vas a decírselo a ella? —cuestionó el beta.
—No, solo quiero hablar con Dainsleif —aseguró el omega con las orejas agachadas. Seguía agarrado a su novio para no caerse.
El ascensor se abrió y juntos caminaron hacia el apartamento. Aether abrió la puerta y, nada más entrar, justo la persona a la que estaban buscando: Dainsleif. Él y Lumine estaban en el sofá, comiendo algo mientras veían una película, aunque estaba claro que la película era lo que menos les interesaba. Estaban acaramelados, dándose besos.
El omega se sintió incómodo. Odiaba que ese hombre fuera el destinado de su hermana, lo odiaba con toda su alma. Carraspeó y se cruzó de brazos. Lumine miró hacia ellos y se separó de su alfa un poco sonrojada.
—No sabía que ibais a llegar tan pronto —dijo la chica—. ¿Qué tal estás? No tienes buen aspecto hermanito.
Aether apretó los puños y miró directamente a Dainsleif.
—Tengo que hablar con él, a solas, por favor.
Dainsleif se tensó y miró a Lumine con una expresión aparentemente tranquila.
—Dame un segundo, cariño —murmuró y le dio un suave beso en los labios a su novia. Se levantó y miró directamente a Aether, con expresión seria—. Tú dirás, te sigo.
Xiao le fulminó con la mirada. Iba a arrancarle la cabeza a ese alfa, no lo hacía ya por respeto a su novio. Aether lo miró e hizo un gesto para que se calmase, después caminó hacia su cuarto esperando que lo siguiera. Una vez allí no pudo más, estalló y cuando la puerta se cerró dio un empujón al alfa.
—No sé cómo porque sois destinados, pero aléjate de mi hermana —gruñó el omega—. No solo me drogaste, me follaste cuando estaba ido, sino que me embarazaste, pero tranquilo... he perdido al bebé así que no será un problema para ti.
La expresión de Dainsleif cambió totalmente y sus ojos brillaron mientras le miraba, muy serio, pero tranquilo. Se notaba que lo que le estaba diciendo no le afectaba más que lo que un insecto pudiera decirle.
—No seas ridículo, eres tú quien debería tener más cuidado cuando abre las piernas, bonito. ¿O ya lo has olvidado? Lo mucho que disfrutaste mientras te follaba, cómo me pedías por más —murmuró con una sonrisa sádica y dió un par de pasos hacia él—. Lumine es mi omega, mía. Y si se te ocurre hacer algo para intentar ponerla en mi contra, tú y ese pajarito tuyo no saldréis bien parados.
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Atados al destino
FanfictionCONTINUACIÓN DE: «Destinos entrelazados» ¿El destino lo marca todo? ¿Se puede jugar con él, burlarlo, salir del bucle? Quizá la única forma de huir de él sea la propia muerte... Portada: @scaravenxi