Los gritos desgarraban el silencio de la noche, un silencio que había costado lograr hasta que los fatui terminaron con los intrusos. Dottore se estaba ocupando de Arlecchino y una joven beta iba y venía para cambiarle las gasas húmedas de la frente, que era lo que mantenía su fiebre a raya. La alfa estaba empapada en su propio sudor y volvía a tener delirios y pesadillas que mantenían en vela a toda la planta.
—No puedo hacer más por ella de momento —dijo Dottore tras haber revisado de nuevo a la líder de la Casa de la Hoguera y miró a Lyney—. Arlecchino es fuerte, pero compartían un vínculo y una marca muy fuerte. Otro alfa ya habría muerto al perder a su compañero.
Aunque Columbina no era su omega destinada, ambas habían estado juntas mucho tiempo. Se amaban y amaban a los niños que habían rescatado juntas, a quienes consideraban sus propios hijos.
—Solo queda esperar.
Tras decir esto, Dottore volvió a mirar a la alfa que estaba postrada en aquella camilla y se giró en dirección a la puerta. Lyney sabía lo que significaba perder a su padre, no solo el hecho de quedar huérfano de nuevo, sino que ahora él sería el nuevo líder de La casa de la hoguera y uno de los Once. No estaba listo para dar ese paso, padre no podía morir.
—Gracias, Dottore —murmuró y apretó la mano de Diluc, que no lo había dejado solo ni un momento—. Me quedaré cuidando de Padre.
Sin más, el médico salió y Diluc aprovechó esto para tirar de Lyney y abrazarlo. Sabía que lo necesitaba, lo hubiera sabido incluso sin la marca que ahora les unía. El joven agradeció que los fuertes brazos de diluc se aferrasen a su menudo cuerpo en un momento como ese. Cerró los ojos y se dejó llevar por su olor para sentirse como si estuviera en casa.
—Dime que Padre no va a morir —susurró, como si sintiera que podría molestar a Arlechinno si hablaba más alto.
—No va a morir —respondió Diluc casi sin dudar y besó la frente de su novio—. Es la alfa más fuerte que conozco, no va a dejarse vencer así como así.
—Pero madre ha muerto...
Lyney no pudo evitar sentir dolor. Sus hermanos habían ido a velar a Columbina, pero él no iba a separarse de padre. Alguien debía de estar con ella cuando despertase. Incluso Scaramouche había comprendido que era mejor dejar solo a Lyney con Arlechinno, aunque a causa de la reciente marca Diluc debía estar con él. Lo agradecía, por mucho que se hiciera el duro no iba a pasar por aquella situación solo y eso le reconfortaba.
—Esos malditos Abyss van a pagar por esto —gruñó Diluc totalmente enfadado y apretó más al omega entre sus brazos—. Vengaremos a Columbina.
—Todo ha sido por culpa de Kazuha —espetó Lyney—. Seguro que venían a por él, era cuestión de tiempo que nos pusiera a todos en peligro. Espero que cuando Padre regrese eche de aquí a Scaramouche con su novio Abyss.
Diluc suspiró pesadamente y hundió su nariz en el cabello de su novio. Había sido un duro golpe, Columbina era el corazón de la casa de la hoguera y todos la querían como una madre. Observó a Arlecchino desde donde estaban y notó las lágrimas mojando sus mejillas. Sollozaba bajo, emitía pequeños quejidos aún en el letargo del sueño febril. Su corazón se rompió, no quería ni imaginar cómo sería perder a tu pareja, con la que además te has enlazado por una marca.
—No dejaré que te ocurra nada malo, te lo prometo —dijo de la nada.
—Yo estoy bien ¿a qué viene eso? —cuestionó antes de alzar una de sus manos para acariciar la mejilla del alfa—. No me pasará nada.
Los orbes rojizos de Diluc conectaron con los de Lyney y el mayor suspiró pesadamente. Se acercó y rozó su nariz con la adversa de forma mimosa. Ahora entendía lo que la líder había tratado de advertirles sobre la marca.
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Atados al destino
FanfictionCONTINUACIÓN DE: «Destinos entrelazados» ¿El destino lo marca todo? ¿Se puede jugar con él, burlarlo, salir del bucle? Quizá la única forma de huir de él sea la propia muerte... Portada: @scaravenxi