Parte 14

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—Bebé.

—¿Hum?

—Bebé —volvió a llamar, muy cerca de su oído como para que Louis no lo escuchara—, ven a ver.

—No quiero —Bostezó y se giró de costado, gimiendo cuando Harry pasó una mano por su espalda—, estoy cansado.

—Amor —llamó otra vez y rió cuando Louis alzó una ceja con sus ojos cerrados—, ven a ver la nieve.

El omega arrugó su frente y lentamente abrió sus ojos.

—¿Hay mucha nieve ya? —preguntó en voz baja. Harry le asintió con sus hoyuelos decorando sus mejillas, pero Louis podía notar sus ojeras a distancia.

Sabía que no dormía. A veces, hasta a él le costaba, con miedo de despertar sin nada.

—Sí —susurró y pasó su mano por el cabello pegado en la frente del omega—, nuestro patio está lleno de ella.

Harry sabía lo mucho que Louis adoraba la nieve. Podía pasarla todo el día en ella sin quejarse. Había estado nevando, pero no lo necesario como para que Louis saliera a jugar y ese era el momento adecuado para hacerlo.

—Hace mucho frío —Louis se cubrió con las sábanas que rodeaban su nido y chilló—, no tengo ganas.

—Amor —Harry hizo una mueca y besó la piel libre que se dejaba ver debajo de su pijama y las sábanas—, solo será un momento.

Louis arrugó su frente y alejó los dedos de Harry de su frente.

—Pero hace frío —se quejó.

Harry suspiró y lo miró fijamente, deteniéndose demasiado en sus ojos como para no volverse a enamorar del omega.

Louis se sonrojó bajo sus ojos.

—¿Qué?

—Nada —Harry le dio una sonrisa triste y se inclinó hacia él para besar su frente—. ¿Sabes que te seguiré amando pase lo que pase, verdad? —Volvió a su lugar con los ojos de Louis viéndolo atentamente.

—No lo sé —susurró, sincero y herido—. No sé si sabré si me amas, porque no querré saber el momento en que vayas a dejar de hacerlo. No quiero darme cuenta de eso, Harry.

—Voy a amarte, Lou —explicó y tomó sus deditos helados para besarlos—. Te amaré, aun si tengo miles de vidas.

Louis sonrió, soltando el brillo que su embarazo le había comenzado a dar. El alfa no quería mencionarlo para no colocarlo incómodo, pero cada día que pasaba Louis parecía más vivo, con su aroma siendo mejor a cada segundo. Y no quería perder eso nunca.

¿Cómo mantenerlo a salvo de aquello? Se sentía lleno de impotencia por ver a su omega sufrir mientras él lo observaba con pena.

Louis se estiró en el nido, todo perezoso y tierno. Tiró de su cuello y lo abrazó.

Harry hundió su nariz en el cuello del omega, dejándose llevar por ese momento tan íntimo que estaban teniendo. Sabía con seguridad que no dejaría de amarlo, ¿cómo hacerlo después de haberlo tenido?

—Está bien —Louis se separó y sonrió—, vamos a ver la nieve.

Harry sonrió más grande y asintió, dejando un lento beso en sus labios.

—Abrígate —susurró sobre el rojo de sus labios y mejillas—, no quiero que pesques una gripe. Louis bufó y rodó los ojos, levantándose de la cama con la ayuda del alfa.

El nido no tenía ninguna mancha cuando se giró a mirarlo, con su corazón en mano por el miedo que nacía de repente en él.

Harry lo regresó a la normalidad cuando estrelló un beso en su mejilla y lo alzó a su cintura para poder llevarlo al baño.

You & I | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora