En algún momento de la noche, Harry decidió no volver a la cama. Y Louis estaba agradecido, porque las lágrimas colmaron sus ojos en cuento su mejilla tocó la tela de las almohadas, sintiéndose culpable por todo lo que estaba sucediendo. La felicidad del embarazo que le habían prometido no estaba en él, no lo rodeaba como todos decían que sucedería.
—Sh, sh. —Louis limpió sus lágrimas con el dorso de sus manos, haciendo el trabajo de Harry cuando levantó su camisa y comenzó a acariciarse.
Aunque odiaba admitirlo, no estaba funcionando. Las noches eran las peores, porque los bebés parecían tener más energía con la luz de las estrellas que iluminaban con pobreza la habitación y Louis, tan inexperto en embarazos, no sabía qué hacer para calmarlos. Dolía, también tenía que admitirlo, y había despertado llorando en una madrugada cuando el dolor de las pataditas fue demasiado para él; Harry lo calmó, no durmió hasta que Louis estuviera cómodo y los bebés se fueran a dormir junto a él. Aquello sucedió alrededor de las cuatro de la madrugada y Harry tuvo que ir al trabajo con pocas horas de sueño. Louis lo amó demasiado por eso, y aún no podía encontrar la forma de agradecerle por todo lo que estaba haciendo.
—Vas a convertirme en papá —le había dicho cuando Louis hizo pucheros y le contó su pesar. Harry lo sostuvo sobre su regazo, sin pestañear ante el peso nuevo que Louis había obtenido con rapidez—, es el mejor regalo que podrías darme. Y son dos bebés.
Eran dos bebés, que no querían dormirse. Bufando, se sentó sobre la cama y acarició su cuello, rodando los ojos por el sueño y por el dolor del cual ya se había acostumbrado, casi en su totalidad.
—Nunca podré dormir —les dijo en un susurro, queriendo sonar enojado y no lográndolo cuando la sonrisa en sus labios apareció de repente—, ni siquiera cuando ustedes dos nazcan. Mis días de sueño se han acabado por ustedes.
Rodó los ojos en broma, levantándose con mucho cuidado. Desde que había alcanzado el peso idea que le había comentado su doctora, había dejado de moverse con la misma facilidad de antes; ya no miraba sus pies y, a veces, sentía que sus piernas estaban más abiertas de lo normal. Le había pedido una opinión a Harry sobre aquello, sonrojándose mientras las palabras fluían de sus labios, pero el alfa le frunció la frente y negó, seguramente no comprendiendo nada de la situación. Sin embargo, Louis sabía que era normal, que los bebés estaban comenzando a bajar para poder nacer.
Antes de que pudiera darse cuenta, la tristeza se había ido. Paseó por la habitación, su mano dentro de su gran camiseta, que antes había pertenecido a Harry. Y mordió su labio, pensando en él cuando uno de los dos bebés golpeó donde su mano reposaba, siendo quizá una señal de que Louis debería ir a la sala y tratar de arreglarlo. Era consciente de lo sensible que se estaba haciendo, y Harry comprendía la mayoría de las veces, pero no estaba seguro de poder hacerlo si terminaría llorando sobre su hombro. Había algo flotando sobre ambos, un asunto que debían tratar en discusión sin alguna interrupción, sin Harry pidiendo parar para que Louis pudiera respirar, y simplemente no volviendo a tocar el tema. Se conocía la rutina, porque al parecer las discusiones se habían vuelto el pan de cada día.
—¿Debería hacerlo? —Suspiró, parándose frente a la puerta y mirándola con atención, fijándose en su color café intenso. Volvió a suspirar a los segundos, dando dos pasos para abrirla y salir. El frío le estremeció la espalda—. ¿Harry?
Él no respondió y Louis siguió avanzando, sintiendo que debía arrepentirse y volver a la
habitación, pero la cama se sentía mucho más fría que el pasillo sin la presencia de su alfa a su lado, clavándole la nariz en el cuello y aspirando su olor, sus manos acariciándole todo el cuerpo en los lugares justos y sin necesidad de preguntar. Lo necesitaba en ese instante, y quería decírselo sin tener que aguantárselo, sin tener que verlo enojado y frustrado. Louis aún debía pensarlo, en el nacimiento dentro de casa, pero aquello no importaba tanto mientras avanzaba a pasos lentos por la cocina, queriendo llegar a los brazos de su alfa.
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You & I | Larry Stylinson
FanfictionBebé, había perdido el bebé de Harry... ¿Cómo se supone que le contaría aquello?