Parte 16

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—No puede estar en la camilla con él.

Parpadeó y vio a una enfermera frente a él.

—No podía dormir —susurró adormilado y rascando su ojo. La mujer beta solo suspiró—. ¿Ya están los resultados?

Louis a su lado a penas se movió. Solo se aferró con más fuerza al torso del alfa y olfateó entre sueños para asegurarse de que realmente estuviera a su lado.

—Sí —la mujer contestó e hizo una mueca que heló la sangre de Harry—. Todavía está embarazado.

—¿Entonces, cuál es el problema? —inquirió enseguida, pensando que nada estaba salvado todavía. Louis seguía abrazándolo con fuerza, dándole la valentía que no había tenido desde el inicio.

—Aún no sabemos la razón del sangrado. Debemos hacerle una ecografía para saber cuántos meses tiene y saber en qué condiciones está el cachorro.

Harry asintió con torpeza y agachó su mirada a su novio.

—Hágalo, rápido —insistió, pero la enfermera siguió mirándolo con preocupación.

—Mejor no lo levantes —susurró.

El alfa se sintió cómo sus huesos dejaron de sentir la piel sobre ellos. Cómo su corazón paró por unos segundos para volver a latir con fuerza.

—¿Po-or qué? —murmuró la pregunta, con suerte de que haya sido escuchada. La enfermera suspiró otra vez, y apartó la mirada por unos segundos.

—No es normal sangrar al inicio del primer trimestre de embarazo —contestó—, y si Louis tiene más de un mes, es posible que esté sufriendo un aborto espontáneo.

Harry hizo cálculos en su cabeza, sabiendo que los números eran pares.

(...)

—¿Es sedante? —Harry ya no tenía tono de voz. Su garganta dolía al igual que sus ojos, que sabía que estaban rojos.

Una de las enfermeras sonrió y asintió, sin dejar de inyectar el suero de Louis.

Lo abrazó y besó su frente, pensando que de alguna forma lo estaba protegiendo de todo con esos gestos. Pero ya sabía que no era así.

—Hablamos con su obstetra —informó la enfermera que había tenido la valentía de informarle el estado de Louis—, y ya tenemos toda su información. Pero será revisado por un obstetra de aquí en la clínica, dado que es algo tarde para que ella venga aquí.

Harry asintió sin prestarle mucha atención, y volvió a besar la frente de su omega, aspirando su olor lleno de tranquilidad y queriendo grabárselo para nunca olvidarlo. Quería que le quedara impregnado en su piel para no reconocer su propio olor jamás.

—Vamos a comenzar —una voz se escuchó en la sala, y Harry gruñó cuando el hombre frente a él miró fijamente a Louis—. Hola, alfa. Necesito que sueltes a tu omega para proseguir.

—No quiero que lo toques —Harry volvió a gruñir y presionar el cuerpo de Louis a él. Quiero a su doctora personal.

—No hagas eso —El doctor alzó sus manos y señaló el cuerpo dormido del omega—, vas a lastimarlo. Y su doctora no puede venir, pensé que podías entenderlo.

Harry lo soltó con vergüenza, pero no lo suficiente como para que el médico siguiera con su trabajo.

—Lo entiendo —dijo—, pero no quiero que un alfa que no sea yo lo toque. El hombre rodó sus ojos y se cruzó de brazos.

—Estamos perdiendo tiempo —dijo con tranquilidad—. Necesito revisarlo antes de que su estado se agrave y no pueda hacer algo. ¿Eso es lo que quieres?

El alfa negó y se apartó, solo lo suficiente como para que las enfermeras observando la escena con burla pudieran alzar la camisa azul de hospital que Louis llevaba.

—Muy bien —exclamó el hombre—, vamos a hacer esto rápido. Ya sabemos que no está en su inicio de embarazos.

Las enfermeras se asintieron una a otras, y Harry volvió a sentir como estaba siendo un alfa inútil. Volvió a besar la frente de Louis, no volviendo a sentirse igual cuando un gel transparente fue dejado sobre el estómago de su omega.

Todo pasaba con demasiada rapidez que Harry no tenía tiempo de procesar nada. Llegó a preguntarse qué pasaría si Louis estaba teniendo un aborto, qué haría después de que se lo dijeran y cómo él se lo diría a Louis.

—Lo estamos viendo —dijeron. Harry miró la pantalla con su vista borrosa, parpadeando varias veces para poder centrarse, pero lo único que podía sentir era el dolor en su carne, quemándolo y torturándolo sin piedad. Quería rogar y gritar que todo tenía que parar.

—¿Alfa?

En su mente estaba el recuerdo de Louis los primeros días, cuando había vuelto después de aquella tormenta que tuvo que pasar solo. Podía ver el dolor en su mirada y las lágrimas rodando por su mejilla cuando le contó toda la historia, sabiendo que no podría soportarlo otra vez. Su omega ya estaba roto, y a penas había reparado una parte de él.

—Alfa, escúchame —volvieron a llamarle con fuerza—. Mira aquí... ¿Estás viendo? Tiene casi dos meses... Hay dos bebés. ¿Puedes escucharme?

Asintió, no muy seguro de estar respirando.

—Se va a desmayar —alguien dijo con pánico.

—Pude... Pude ver todo lo que sacaron de mí, ¿sabes? Casi puedo ver las partes de su cuerpo cada vez que cierro los ojos, Harry —La voz de Louis se sintió tan cerca de él, que solo puedo pensar en que se había despertado.

Antes de cerrar los ojos por completo, miró a Louis a su lado con su estómago hinchado y con ojos rojos, lleno de ojeras. Y se preguntó cómo era posible que él hubiera pasado, por tanto, sin merecerlo.

You & I | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora