Capítulo 12: Frío y calidez en nuestros huesos

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Narra Jake:

"Mi garganta se sentía entumecida e incluso me resultaba difícil algo tan simple y sencillo como tragar saliva. Sentía un nudo terriblemente apretado retorcerme el cuello, lo cual me impedía respirar con naturalidad. En cierto modo, estaba luchando conmigo mismo, ya que mi cuerpo batallaba con mi mente, mi deseo con mi razón, mi cerebro contra mi corazón, y eso me dolía profundamente. Estaba reteniendo con gran dificultad mis pies, los cuales insistían en correr tras Lara, en alcanzarla, en aferrarme a su cuerpo como si de ello dependiera mi existencia, en arrodillarme a sus pies si fuese necesario."

En este mundo tan miserable y cruel, haberla conocido, había sido el suceso más significativo que jamás podría imaginar haber vivido.

Pero, aun así, me cuestionaba tantas cosas, me preguntaba; ¿Cómo podría yo pedirle que se quedase o que me dejase acompañarle? ¿Cómo podría? Y ¿Por qué lo haría? ¿Por qué sería tan egoísta? ¿Por qué lucharía por retenerla a mi lado? ¿La sumergiría en aquella oscuridad que me consumía? ¿No sería eso egoísta y cruel de mi parte?

"Sin duda, los seres humanos éramos criaturas incomprendibles y extrañas, ya que, en contra de mis principios, no pude retener mis pies por más tiempo. Inconscientemente, mis músculos se tensaron y mis dientes hicieron presión unos contra otros. Intenté con mis pocas fuerzas contener esas lágrimas que con dificultad se mantenían dentro de mis adoloridos ojos."

Supongo que, no soportaba el terror de no verle más, ni el pensamiento de que jamas le podría ver otra vez si me quedaba allí parado, y, sentía los bellos de mis manos y rodillas erisarse al pensar en aquella posibilidad de perderle para siempre.

Con aquellos pensamientos en la cabeza me dirigí de prisa a su habitación, internamente me repetía: "No la puedo perder" "No, no la voy a perder sin siquiera expresarle lo que siento" y al estar frente a su puerta dudaba, dudaba si tocar o no, si hablar o no, si rogar o conformarme con que ya no le vería más, pero, aquellas dudas solo durarón unos segundos, pues, tragué en seco y toqué dos veces, toqué con el corazón en la mano, y, la respiración agitada, jamás me había latido tan rápido el corazón, jamas había sentido tanto miedo de perder a alguien.

Supuse que, era verdad aquello de que, no existía una droga más fuerte y peligrosa que el amor.

_______ ¿Lara?, ¿Lara?, ¿po- podemos hablar?______

Narra Lara:

"Estaba sumergida en un aire espeso y pesado; por alguna razón, mi cuerpo estaba tenso y entumecido. Las lágrimas en el frío y tenue piso de aquella habitación podrían crear la bebida más salada y amarga que pudiera existir. Si pudiera verme desde afuera de mi cuerpo, estaba segura de que aquello sería, sin duda, lo más deprimente que mis ojos verían. Y no quería, no quería verme así."

No dejaba de preguntarme: ¿Por qué? ¿Por qué me dolía tanto el pecho? ¿Por qué sentía tanto calor? ¿Por qué lo que dijera o no dijera Jake tenía tanto peso en mi? ¿Tanto le quería? ¿Tanto me importaba? ¿Tan dependiente de el era?

¡No!, no podía depender de alguien, aquel era uno de mis temores más grandes, no podía volverse realidad.

Que jodido, que jodido que a veces no nos damos cuenta de cuanto amamos a alguien hasta que, hasta que nos duele, y duele como si cientos de alfileres se clavaran en nuestro corazón y lo hicieran sangrar lenta pero tortuosamente.

Curioso y patético, cuando escuché la voz de Jake llamarme, mi corazón deshidratado parecía haber vuelto a la vida, y, aquellos alfileres que sentía desgarrar mi corazón, se habían convertido en tranquilizantes inyecciones.

Sequé las lágrimas que descansaban en mis acaluradas mejillas y también aquellas que caían de mis adoloridos ojos, algo dudosa me puse de pie, respiré profundo y abrí la puerta para verlo allí parado frente a mi, mirándome con aquellos ojos tan hermosos, aunque tristes y cansados, como siempre desde que lo conocí me habían mirado, y, por unos momentos vi mi paz reflejada en ellos, sentí el ¡te amo! queriendo salir de mis labios, pero, por alguna razón no podía pronunciarlo.

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