Un gran secreto. Amándose a escondidas encendían la llama de su pasión, aumentando su deseo contenido. La Luna siendo testigo de los hermosos encuentros de dos amantes.
Saga testigos libro uno
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La mañana de navidad Leire se despertó con un grupo de regalos en el centro de su habitación. Tomó una chaqueta y se cubrió sobre su pijama con ella para levantarse a abrirlos todos.
El primero que abrió fue el de Molly, era un suéter rojo con una L, idéntico al de los años anteriores. El segundo fue el de su madre, un libro que decidió revisar más tarde. Su padre le dio un reproductor de música, por lo que tendría que esperar a salir de Hogwarts para probarlo. Luego había un regalo firmado por Remus.
Ella se emocionó al darse cuenta de que él le había enviado un regalo. Se sentó en su cama y abrió con cuidado el envoltorio. Lo primero que sacó de él fue un collar con un dije que simulaba un frasco con Amortentia, tenía una nota que decía estar bastante seguro de que ella había utilizado la poción. Luego sacó el libro y sonrió al leer el título.
Jane Eyre estaba escrito con letras doradas en la portada. Era un diseño precioso que ella no había visto antes, así que lo amó al segundo.
Abrió la tapa y allí encontró una nota escrita a mano por Remus.
Él le dijo que le regaló el libro porque muchas veces la vio tomar el de él en su despacho, eso la hizo sentir varias cosas al darse cuenta de lo pendiente que estaba de ella. Luego habló un poco de las cosas que le gustaban de la historia y finalizó diciendo cuanto la quería.
Ella se sintió abrumada, incluso algunas lágrimas se formaron en sus ojos. Remus realmente le prestaba atención, ya que ella no era una persona que leyera demasiado, la mayoría de los libros del despacho de él solo los repasaba por encima para perder el tiempo, pero Jane Eyre siempre fue su libro favorito.
Leire dejó el libro sobre la cama y restregó sus ojos para quitar las lágrimas, no había esperado sentirse afectada por un reglo. Buscaría a Remus más tarde para agradecerle y entregarle lo que ella preparó.
Revisó el último regalo que quedaba, era un brazalete de Egipto de parte de William, tenía forma de serpiente. Ella se lo puso de inmediato y le encantó.
Al verlo pensó en que había pasado mucho tiempo desde que habló con él, por lo que buscó pergamino, una pluma y tinta. Escribió una carta para él. Por primera vez en meses se sinceró sobre lo que pasaba con Remus, pero sin mencionar su nombre, solo habló de alguien en su vida y lo bien que se sentía.
Terminó de escribir bastante rápido, así que guardó la carta en uno de los sobres. Luego, se levantó y escogió la ropa de ese día. Por primera vez usaría algo más abrigado.
Salió de su habitación con el sobre en una mano y el regalo de Remus en la otra, bajó las escaleras a la sala común y allí encontró a Harry sentado observando una escoba.
—¿Te han regalado una escoba nueva? —La chica caminó hasta él.
—Sí, es una Saeta de Fuego —Había un tono muy especial en la voz de Harry.
