XXI

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Todo se quedó en silencio mientras mi mamá y yo nos abrazabamos, la tía Mitsuki ya había dejado de gritar.

-Cuando me enteré todo lo que pasaste cuando no estuve, me sentir la peor madre del mundo -Sus lágrimas comenzaron a empapar la playera que traía- Vamos a salir de esto Izuku, vas a ir a tus sesiones con la psicóloga, tomaras tu medicina y de a poco iremos saliendo de todo esto. Tienes el apoyo de muchas personas bebé -Su cuerpo temblaba como si fuera una hoja al viento.

-No, yo soy el que lo siente. Pensé de forma impulsiva y termine siendo una carga mayor para muchas personas -Bese su frente, pero ella solo soltó un murmullo ilegible- No era mí intención preocuparte, tú debías estar muy ocupada y por mi culpa tuviste que volver, perdón.

-No digas estupideces niño, yo soy tu madre, responsable de tu salud y seguridad. Desde el momento en el que me enteré que estaba embarazada tú pasaste a ser lo más importante en mi vida, no quiero volver a escucharte decir que eres una carga.

Me miró aún con las lagrimas corriendo por sus mejillas, pero sus ojos estaban oscurecidos, estaba enojada en ese momento.

-Mamá, te extrañe- Acaricia su cabeza, ya que ella es un poco más baja que yo- Sé que me quieres mucho, eso no lo dudo, no te preocupes.

De a poco me fui soltando del abrazo de mi madre, ella me seguía viendo con una mezcla de culpa y compasión.

-Hola...

Detrás de mamá apareció Shindo, hasta ahora la cantidad de veces que había visto al pelinegro eran contadas con la mano. Pero no entendía que hacía en la casa de los Bakugo.
Estire mi mano para tomar la de Katsuki. En respuesta él se paro frente a mí obstaculizando que me viera.

-¿Qué hace este imbécil en la casa?- Kacchan se inclino un poco para saludar a mi mamá con un beso en la mejilla- Hola tía, me alegra volver a verla.

La tía Mitsuki volvió a levantar los brazos al cielo como si buscara la iluminación divina de algo. El padre de Katsuki como siempre se mantuvo un poco al margen. Sólo intervenía si las cosas se ponían realmente feas.

-Hola Katsuki, me alegra que las cosas con Izuku se arreglaran. No te preocupes por Yo, no le hará daño a nadie, es solo un adolescente como tú e Izuku.

Un bufido por parte de la tía Mitsuki seguido de la mesita ratona cayendo por la patada que le dio me sobresalto un poco.

-Inko, créeme que no es la misma información que manejamos, el mocoso molesta a un amigo de los niños y gracias a él Izuku tuvo una recaída antes de poder salir del hospital.

El padre de Kacchan se puso a acomodar las cosas que habían caído, mientras la tía se sentaba en el sofá.

-Sí me contó un poco de eso, pero Mitsuki entiende que los niños no tienen culpa de nada aquí. Los únicos responsables somos los adultos y nuestras decisiones, lo sabes verdad cada una de ellas tiene consecuencias.

La tía Mitsuki volvió a bufar, miró a su esposo trabajando diligentemente para volver a poner la sala en orden.

-Lo tuviste que pensar mucho mejor entonces- La matriarca de los Bakugo tenía un temperamento difícil, siempre fue confrontacional, nunca se calló nada- Las consecuencias que tuvieron tus acciones casi nos dejan sin Izuku, unos minutos tardes y esta reunión la estaríamos teniendo frente a una lápida. Inko tú lo dijiste, primero que nada somos madres y velar por el bienestar de nuestros hijos es lo que más debe importarnos. Que el bastardo del que te enamoraste hace años atrás estuviera al borde de la muerte puede ser una razón comprensible para irte a la aventura. Claro si estuvieras sola, pero no es el caso. Dejaste a un niño solo a su suerte, un mocoso que sabías perfectamente nunca estuvo seguro.

Cuenta Regresiva Para Una Ruptura Anunciada (Bakudeku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora