"Caminar sobre las nubes"

1.5K 138 5
                                    



Hace mucho tiempo escuchó el término “Caminar por las nubes” y lo rechazó tan rápido en cuanto lo leyó, lo consideraba demasiado cursi y no creería que alguien lo dijera sin sentirse avergonzado, pero en este momento podría jurar que esa frase se queda corta a lo que siente en el pecho en este momento. Han pasado casi dos años desde su primera cita con Shouyo, aquella tan torpe que incluso buscaban rozar sus manos apropósito fingiendo que fue un accidente, cuando se despidieron torpemente y regresaron a su rutina de entrenamiento robándose miradas furtivas tratando de no ser tan pegajosos temiendo a ser regañados o juzgados aún preocupándose por cómo podrían sus compañeros percibirlos.  Una etapa que no cree poder borrar de su mente e incluso la aprobación ridícula de su amigo cuando le contó que Shouyo era oficialmente su novio le hizo feliz, lastimosamente llegaron los momentos difíciles en los que Kenma se sintió inseguro.

Al vivir en diferentes ciudades era más complicado mirarse con una hora de viaje en tren sumando las clases, ciertamente seguían hablando pero la frecuencia de ello bajaba y con ello la tristeza en Kenma había aumentado. Trató de no mostrarlo cuando hablaba con Shouyo quien siempre le contaba sus logros tan rápido como los conseguía o cuando se quejaba de las asignaturas de la escuela, entonces Shouyo se le había ocurrido la idea de visitarlo en partidos cuando estuviera libre y asimismo aprovechar los campamentos que vendrían en el futuro antes de la graduación de Kenma. Lograron resolverlo en la distancia y en el fondo el teñido estaba aliviado de la seguridad que Shouyo lograba darle sobre su relación.

Su graduació había llegado  y sus planes de ganar dinero comenzaron a llevarse a cabo cuando decidió empezar su carrera como Kodzuken, honestamente no esperaba una recepción demasiado grande pero de alguna manera comenzó a tener un alcance grato en sus transmisiones en Internet, además de inscribirse a la universidad aprendiendo sobre cómo utilizar el dinero correctamente, lo cual lo llevó a crear su propia compañía con la idea de ayudar a cierto pelinaranja en el futuro. La distancia seguía siendo un problema pero Kenma había comenzado a madurar de la misma manera que Shouyo sin perder el entusiasmo o sus sentimientos el uno por el otro, y el tiempo se volvió irrelevante cuando lograban agendar citas en algún árcade o restaurante de comida rápida, el lugar no importaba mientras ambos estuvieran juntos.

Al poco tiempo, Kenma logró comprar su propia vivienda y al fin pudo encontrar la privacidad que siempre quiso tener, un lugar en el que no tendría que preocuparse por si alguien estaba viendo si tomaba su mano demasiado tiempo, al inicio se sentía cohibido de las muestras de afecto al público pero con el tiempo logró restarle importancia a pesar de su entorno. Sin embargo, aún seguía detestando estar en público pero esta vez escondiéndose debido a la atención que su nombre le conllevaba, ahora no era Kozume Kenma un estudiante que jugaba Voleibol en el equipo Nekoma, no, ahora lo llamaban Kodzuken el famoso jugador y Youtuber.

Así que, esto lo lleva de nuevo a su vivienda, espaciosa y sin ninguna molestia alrededor. (Excepto sus ex compañeros de equipo que se autoinvitaban a comer).

Entonces, después de tantos sucesos en tan poco tiempo realmente le hizo sentir realmente feliz con la vida que llevaba, más cuando justamente en este momento tenía a Shouyo en su casa después de mucho tiempo separados. Incluso después de todo ese tiempo aún se sentía como ese niño enamorado que creía no poder tener al chico que le gustaba.

Que tonto.

Ese chico de hace unos años se sorprendería de lo mucho que Shouyo podía llegar a quererlo, se sorprendería de lo mucho que Shouyo le encantaba robarle el aliento con besos ansiosos, incluso el teñido se sorprendía actualmente de lo mucho que el pelinaranja tomaba y tomaba de él. Tener todo lo que siempre quiso justamente lo hacía sentir en las nubes, cuando Shouyo lo besaba como si el tiempo estuviese corriendo contrarreloj, las ansiosas manos deslizándose debajo de su camisa dejando un rastro caliente que hacía temblar a Kenma. Justo como en este momento, quisiera poder hablarle a su yo del pasado y decirle que buscar tontas técnicas no servirían de nada porque de algún modo lo resolverán, no tiene que pensarlo tanto porque Shouyo tomaría la delantera dejando su mente completamente borrosa.

—Shouyo… —soltó un suspiro tembloroso con sus manos aún en el cabello del pelinaranja, apenas podía pensar con claridad mirando al chico besando su vientre con sus manos lentamente bajando desde su pecho—, la comida se enfriará —murmuró Kenma sin realmente querer moverse, pero probablemente Shouyo llegó a Tokyo sin haber comido y no quería que ambos se quedarán dormidos habiéndose saltado bastantes comidas.

—Oh, es cierto —contestó el pelinaranja riendo provocando un escalofríos en él, el chico se levantó de su lugar y Kenma casi lamentó haber mencionado la comida—, tenemos tiempo aún.

Una sonrisa juguetona se dibujaron en los labios de Kenma al escucharlo.

—¿No estás cansado por ese tedioso viaje en tren? —preguntó sentándose y bajando su camisa, todavía extrañando el toque de su novio.

—Uhmm… nop, estoy totalmente bien —respondió Shouyo sentándose frente a la pequeña mesa, abriendo los platos de comida china que habían pedido—, fue demasiado largo pero no importa porque un hombre me estuvo contando cómo participó en el servicio militar hace muchos años, fue muy entretenido de escuchar.

Shouyo le cuenta todo la historia que el señor del tren le contó atentamente sorprendiéndose de la habilidad del pelinaranja para formar una platica con un extraño, algo peculiar realmente. Al terminar de comer deciden jugar algunos videojuegos riéndose de las quejas de su novio cada vez que perdía, antes de irse a dormir prefirieron mirar alguna tonta película (que ambos sabían no iban a prestarle demasiada atención), algo que usaban como una excusa para fingir que no estaban ansiosos por tocarse.

Para ser justos habían pasado casi dos meses sin haberse visto más que por videollamadas y mensajes, la razón se debía a que Shouyo estaba terminando su año escolar y pronto estaría dedicándose al voleibol. Aún no habían discutido mucho el tema ya que el pelinaranja le dijo que era mejor hablar en persona sobre ello, y Kenma no tuvo problema. Así que, tan pronto como Shouyo tuvo un fin de semana libre lo encontró en la estación y juntos se dirigieron a su hogar, tan pronto como cruzaron el umbral de la entrada Shouyo saltó sobre él abrazándolo y repitiendo lo mucho que lo extrañaba repartiendo besos cortos por todo el rostro del teñido quien lo recibió con un suspiro enamorado, fue entonces cuando Kenma le mencionó que le pediría comida para la cena y Shouyo aceptó mientras colocaba sus cosas en la sala.

Poco después de pedir la comida Kenma no pudo evitar acercarse a Shouyo pidiéndole inocentemente que se sentará en la alfombra fingiendo que iba a colocar un juego. El rostro sorprendido del pelinaranja al verlo sentarse en su regazo fue algo gracioso de ver pero Shouyo tal como en todas las cosas tomó el ritmo y se adelantó a besarle animadamente, cosa que los había llevado a distraerse no hace mucho hasta la hora de la comida. Entonces sí, se extrañaban tanto.

Y justo ahora Shouyo parecía demasiado concentrado en la película pretendiendo estar tranquilo, lo cual a Kenma le pareció una mentira muy mal actuada. Y gracias a su ahora confianza en su relación, no tuvo vergüenza en decir lo siguiente:

—Joder, Shouyo, si no comienzas a fallarme ahora, juro que lo haré yo mismo.

Shouyo se volteó a mirarlo y soltando una risa ante el serio semblante del teñido.

—¡Tú sugeriste mirar una película! —recriminó el pelinaranja levantándose de su puesto—, además estaba a punto de hacerlo cuando hablaste de la comida, eso podía esperar.

—Bien, entonces vamos a mí habitación porque no llegaremos a nada en el sofá —dice tomándolo de la mano dirigiéndolo a su habitación con un leve sonrojo y emoción corriendo en cuerpo.

Kenma suelta la muñeca de Shouyo y se deja caer en el gran colchón qué pocas veces utiliza, prefería dormir en el sofá cama que tenía instalado en su lugar de trabajo, es decir, el lugar donde hacía sus transmisiones. Shouyo lo mira desde su lugar divertido e igual de emocionado, quitándose la camisa dejando ver como los entrenamientos y la madurez lo estaba alcanzando, seguramente en unos años tendría más masa muscular y sus músculos se volverían más tonificados, mientras que Kenma realmente no estaba demasiado dispuesto a ejercitarse en un plano futuro, realmente detestaba la actividad física que requiera esfuerzo.

Sin embargo, se dio cuenta que su actividad física en la cama era el único esfuerzo que realmente le agradaba hacer, lo cual al inicio fue un descubrimiento que lo hizo sentir algo avergonzado pero que ahora realmente no le apenada decir. El sexo era increíble con Shouyo, más porque ambos experimentaron todo juntos y con el tiempo comenzaban a conocer las cosas que ambos disfrutaban más.

Por ejemplo, a Kenma realmente le encantaba cuando Shouyo lo miraba después de quitarle las prendas que sobraban, su atención era algo que inexplicablemente encontraba fascinante, le recordaba a esa mirada que dedicaba en la cancha cuando podía entregar todo su potencial para marcar. Esa mirada dilatada con respiración contenida, justo como ahora.

—Primer cajón —murmura Kenma sacando al pelinaranja de su ensoñación, quien obedientemente buscó la botella de lubricante y la dejó a un lado de la cama para concentrarse en besar a su novio.

A Shouyo le encantaba besar y se volvió en un experto, mientras sus manos recorrían el suave cuerpo bajo el suyo sus labios se negaban a moverse tratando de dejar una marca imborrable en los labios de Kenma, robándole todo el aliento de los pulmones, y el teñido se lo entregaba con devoción. Sus hambrientos y ansiosos besos lo mareaban pero era igualmente adicto, cuando Shouyo consideraba que era suficiente se separaban jadeando en busca de aire. El pelinaranja se dispuso a dejar un rastro de besos de su mandíbula hasta su cuello en donde se detenía mientras su manos encontraban el miembro de Kenma quien soltaba pequeños ruidos por los movimientos de su novio.

—Shouyo… sigue adelante —instruía entrecortadamente el teñido cuando la estimulación en su pene se volvía demasiado, por mucho que le encantaría ser masturbado por su novio, ahora realmente quería sentirlo.

Shouyo asintió tomando la botella de nuevo y dejando una cantidad considerable sobre sus dedos, sus dedos juguetearon con la entrada del teñido quien jadeaba esperando por la intrusión de los dígitos, y como siempre Shouyo concentraba su mirada mientras comenzaba introduciendo el primer dígito, prestando atención a cualquier incomodidad que Kenma pudiese mostrar. Sin embargo, el teñido ansioso por querer a su novio cerca aceptó la intrusión gustoso pidiendo más cuando fue insoportable la espera, más cuando Shouyo empujaba sus dedos con un ritmo lento a punto de tocar ese punto que lo volvía un desastre.

—Joder, estoy listo, vamos, ponlo.

Y sabía que la parte favorita de Kenma venía.

Esa atención y lentitud que guardaba Shouyo se caía cuando Kenma le daba el permiso para avanzar, dejando a cargo al ansioso Shouyo por tomar todo lo que se encontraba frente a él.

Shouyo sostuvo su miembro en la entrada y con la poca paciencia que parecía quedar lo introdujo hasta que estuvieron al ras, después de dos segundos Shouyo dobló las piernas del teñido comenzando a marcar un ritmo lento y preciso, y Kenma solo podía soltar sonidos rotos de su boca cuando el pelinaranja empezaba a subir el ritmo tanto que sus pieles comenzaban a chocar provocando un ruido obsceno por toda la habitación acompañado de los gruñidos y gemelos combinados de la pareja. Cada empuje de Shouyo a su punto lo hacía perderse en el placer sin importarle cuanto podía su cuerpo quejarse, tener el cuerpo de Shouyo sobre el suyo era algo que nunca esperó y cuando lograban entrelazar sus cuerpos le reafirmaba lo real que era tenerlo.

Con jadeos entrecortados Shouyo busca sus labios callando los rotos gemidos que salían de su boca con un beso desordenado. Con estocadas certeras y erradicas Kenma consigue su orgasmo antes que el pelinaranja, después de un par más Shouyo lo llena completamente y es justo cuando el teñido se da cuenta.

—Uhmm… olvidaste el condón —comenta con voz ronca, pero sin acusarlo realmente.

—¡Oh Dios! ¡Lo siento, Kenma!

Kenma se ríe del pánico que casi lo hace retirarse, pero el teñido reafirma su agarre abrazándolo para no dejarlo ir aún.

—No importa, algún día tenia que pasar —realmente no estaba preocupado, por su parte siempre se realizaba exámenes cada seis meses y el último fue hace tres, en el cual su actividad sexual fue nula aparte de unas tristes masturbaciones pensando en su novio—, confío plenamente en que también te haces el chequeo médico debido.

—¡Lo hago! ¡Palabra de cuervo! —dijo todavía con un tono de voz culpable—, aún así, no fue muy responsable de mi parte.

—Ambos no lo pensamos tanto —dijo Kenma acariciando suavemente el cabello de Shouyo—, además estaba pensando en algún momento que no usáramos preservativos.

—¿En serio? —Shouyo se movió para mirarlo correctamente.

El teñido pudo sentir como se deslizaba fuera de él y casi quiso pedirle que lo volviera a colocar, pero prefería guardárselo para más tarde.

—Bueno, yo… tenía planeado decirte que te mudaras aquí al terminar tu graduación y ya sabes, tener todos los beneficios de una pareja que vive junta… —murmuró tratando de no sentirse nervioso, lo había estado pensando después de esas últimas semanas de videollamadas.

—Oh.

La expresión de Shouyo hizo que todo su esfuerzo por no ponerse nervioso o inquieto se desmoronará, incluso parecía incómodo. Con poco esfuerzo Kenma se sienta en la cama cubriendo su cuerpo con la sábana sintiéndose ligeramente cohibido, más emocionalmente.

—No quería presionarte, si no quieres está bien, entiendo si es demasiado rápido —dijo Kenma tratando de restarle importancia.

—¡Quiero vivir contigo! —aclaró Shouyo rápidamente agitando sus manos, sentándose de igual forma—, solo que no puedo, al menos no ahora.

—¿Por qué? —preguntó confundido el teñido mirando ahora el nerviosismo en su novio.

—De eso quería hablarte cuanto antes —Shouyo tomó las manos de Kenma entre las suyas suavemente—. Kenma me voy a Brazil en unos meses.


Bueno, mierda.

Adiós a la dichosa etapa de "Caminar sobre las nubes"













Creí que era buena idea añadir el final por aparte, ummm realmente no sé si todo quedó como esperaba pero espero ustedes lo disfruten.

El final será cortito dependiendo de cuánto me deje llevar

xoxo

Maneras De Confesarte || KENHINA || COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora