Capitulo 10.

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| Molestias |
— Mónica —

Ya casi estábamos a punto de terminar, solo nos faltaba pintar un pedazo de pared, el cual James ya se había encargado de hacer. Pintamos tan rápido, la gran ayuda de todos nos hizo ahorrar tiempo y esfuerzo.

—Gracias por ayudarnos —doy la gracias a cada uno.

No podría decir lo mismo de Donovan, el imbécil solo estaba ahí aparado viendo.

—¿Les pidieron hacer algo más?

—Solo pintar, mañana seguirán otros dos salones —responde el neandertal que tengo a lado.

—¿Y qué pasará con sus entrenamientos?

—Todos en la universidad saben que el último miércoles, jueves y viernes del mes, no hay entrenamientos para nadie—. Donovan enfatizó en las palabras intermedias —además mañana tenemos un partido.

—¿No ya habían jugado? —rosco mi brazo.

—Si y va otro partido —recoge sus cosas—. Hora de irnos, el olor de la pintura me está dando náuseas.

Busco mi mochila, lo primero que saco es el celular, para mi sorpresa, tenía varias llamadas perdidas de Marco. No queda de otra que devolverle la llamada.

Contesta:

–Mónica...

—Hola, perdón por no responder, estaba muy ocupada, pero, ¿qué necesitas?

—Descuida. Te llamaba para decirte que el día de mañana iré a tu pueblo.

Mi boca se abrió de sorpresa.

—¿En serio?

—Sí, tenemos un partido de fútbol contra tu universidad.

Ja, esto se pondrá demasiado bueno.

Todavía no empieza el juego y ya sé dé que equipo soy parte.

—Me alegra que vengas, te estaré esperando con los brazos abiertos —doy pequeños brincos por la emoción.

—¿Y no me querrás abrir otra cosa? —pregunta, de lo más seductor.

—Depende si ganan.

—Aunque perdamos lo vas a terminar haciendo.

—¿Cómo sabes?

—Te conozco más que a nadie, Mónica. Sé cómo eres —ríe.

—Ya mañana veremos eso. ¿Cuántos días estarás aquí?

—Solo dos días —una voz aguda suena del otro lado —me tengo que ir, mi padre nos está solicitando a una junta.

—Nos vemos mañana.

—Cuídate.

Fui la que colgó.

–¿Quién era? —Félix pego su oreja a mi celular.

—Metiche.

—Soy curioso.

—Era mi novio. Dijo que mañana vendría a jugar.

—¿Él es jugador del equipo contrario? —escupe el agua que traía en la boca. Por poco y se termina ahogando.

—Sí.

—Creó que a alguien no le agradará esto —señala a Donovan con la mirada.

—Me da igual si se enoja, no tiene porque hacerlo.

Sombra de lágrimas [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora