Capitulo 11.

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— Mónica —
Pizzas y problemas

La pizzería no se encontraba tan llena, eran de esos días donde las personas prefieren ir a comer a la ciudad, que en el propio pueblo. Al entrar, solo estaba una pareja de ancianos y cuatro mujeres de la tercera edad.

—Mis tripas están que rugen de hambre —Félix acaricia su barriga, para después sentarse en una de las mesas grandes.

—¿Y si pedimos la pizza más grande? —propongo.

—Iré a pedirla.

Marco me dejo su celular y se fue hasta la barra. No estaba prestando mucha atención a todo lo que pasaba a mi alrededor, pero algo me hizo voltear a donde estaba Sofía, tenía toda su atención puesta en mi novio, lo miraba como si fuera una de las maravillas del mundo, lo cual, me hizo enojar por la forma en como lo hacía, no tenía ni el poco descaro de disimular y más conmigo a lado.

—¿Qué tanto le miras? —pregunto. Uno mis manos para no caer en la tentación de darle una bofetada.

Sofía se puso roja, se acomodó torpemente.

—Nada... solo e-estaba mirando como preparan la pizza —titubea.

—La pizza la hacen en la cocina, no en el mostrador —aprieto los dientes

No soy de ponerme celosa, pero su forma de mirarlo hace que me hierva la sangre.

—Lo sé... —abría y cerraba la boca, no sabía que más decir.

—Si tienes ganas de tirarte a mi novio solo dímelo y dejate de rodeos —suelto aquellas palabras sin pensarlas. Salieron naturalmente de mí.

—¿¡Qué!? —sus manos temblaban, su falsa indignación me provocaba vergüenza ajena —yo jamás me metería con el novio de una amiga.

Amiga...

—¿Desde cuándo tú y yo somos amigas?

Félix y Liz nos miraban incómodos.

—Mónica —Liz toma mi brazo—, este no es un buen momento para discutir.

—No estamos discutiendo, solo estamos conversando.

—Si piensas que me gusta tu novio, estás muy equivocada... él no es de mi tipo.

—En unos minutos nos traen la pizza—. Marco se sentó junto de mí y recargo su brazo en mi hombro —¿todo bien?

—Sí, estábamos hablando de algunas tareas.

El sonido de la campanilla se escuchó, más personas habían llegado, no le di importancia, sino fuera porque la voz de una de esas personas se me hizo conocida. Era Donovan y todo su equipo, incluyendo a unas cuantas porristas, cuya no sorpresa, mis hermanas estaban ahí también.

—No solo me bastó con verte la cara en la cancha, ahora también lo tendré que hacer mientras como —Donovan mueve la boca de lado, con una expresión similar de una persona tiene asco.

—Lo mismo digo, pero trataré de ignorar tu presencia, es lo único que puedo hacer en estos momentos se encoge de hombros.

—Ni se les ocurra hacer un escándalo aquí —le susurró cerca de su oído.

—Teniéndolo cerca me costará mucho.

—¿Podrían dejar de hacer eso? —un quejido sale de la boca del castaño.

—¿A caso ya no puedo hablar con mi novio? —me cruzo de brazos.

—Parecen idiotas así de pegados.

Sombra de lágrimas [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora