Un pasado oscuro atormenta a Mónica.
Queriendo dejar todo de lado, incluyendo la muerte de sus padres, ella decide mudarse a un pequeño pueblo de Inglaterra junto con sus dos hermanas.
Pero no contaban con que al llegar a dicho pueblo conocerían a t...
Al despertar, intenté levantarme de la cama, pero fue completamente inútil hacerlo. Un par de brazos y piernas me tenían acorralada de tal modo que para mí fue imposible moverme.
Cuando levanté la mirada, mis ojos conectaron con Donovan, aún estaba dormido, sus ojos cerrados y labios ligeramente abiertos le daban cierto atractivo a su rostro.
Sonreí de manera instintiva al verlo tan relajado.
Que lindo se ve así.
¿Cómo sería besarlo?
¿¡Pero que demonios me pasa a mi!? Es Donovan de quien estoy hablando.
Sacudo mi cabeza para eliminar esos pensamientos e intento zafarme de su agarre.
—Donovan ya despierta.
Un gruñido cansado salió de sus labios.
—Solo un poco más.
—Donovan deja de ser bestia y suéltame que ni siquiera puedo moverme.
Abrió un ojo para mirarme por primera vez. Una sonrisa se extendió por su rostro al percatarse que se trataba de mi.
—Sigamos durmiendo, Mónica, aún es temprano.
—Que te digo que me sueltes, idiota. Estoy comenzando a molestarme.
Haciendo caso omiso a mis palabras, llevó sus manos a mi cintura para subir mi cuerpo aún más, logrando que mi cabeza quedara justo entre su cuello y hombro, evitando así que pudiera verlo a los ojos.
—Tú siempre estás molesta, Mónica —susurró contra mi oído, su voz tan ronca como de costumbre—. Vamos a dormir un poco más y ya luego volvemos a la rutina de insultarnos y pelearnos como dos neandertales.
Juro por Dios que quería golpearlo, gritarle tan fuerte que por fin quitara sus asquerosas manos de mi cuerpo. Pero no lo hice.
Sucumbí al deseo de quedarnos así un poco más, sucumbí a las ganas de que Donovan siguiera acariciando mi espalda como lo estaba haciendo y sucumbí al adictivo olor que emanaba de su cuello al tenerlo tan cerca de mi.
Seguro que en unas horas me arrepentiría de esto.
Cerré los ojos y me dejé llevar.
Donovan, al darse cuenta que yo había cedido soltó una pequeña risa victoriosa y con eso; volvió a abrazarme con fuerte, presionándome contra su cuerpo aún más, si es que acaso era posible.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando volví a despertar ya no estaba siendo aprisionada por las piernas de Donovan, por el contrario, estaba acostada en mi lado de la cama, con las sábanas hasta que el cuello.
Solté un bostezo cansado y giré mi cuerpo para ver al chico con el que pase la noche. Pero no estaba.