CAPÍTULO 2: ESE FATÍDICO DÍA

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Jess

El corsé de aquel vestido me ahogaba, el nudo en mi estomago no me dejaba respirar y yo no sabía con certeza si quería ir a ese baile, pero lo animada que Ellen iba al baile conmigo hacía que de alguna manera toda la situación se sintiera más liviana. Ellen, mi segunda madre, cómo amaba a esa mujer. La muerte de mi madre y de mi padre había sido tan dolorosa para mi que de alguna manera sentía, y por supuesto que así había sido, influía en mis comportamientos actuales, ahora veía cada día como si fuera el último, esa era quizás la razón del porque había estado con Thomas . Me había prometido amar día a día a las personas importantes en mi corazón con todo lo que tenía y podía darles y así lo había hecho.

Valoré de manera muy seria el decirle a Ellen lo que había sucedido, ella de alguna forma sé que hubiera sido un apoyo incondicional para mi, la verdad era que los Bedford eran la mejor familia que podía haberme tocado, sé que mis padres hubieran sido tan abiertos cómo ellos, pero, aunque pude haberle dicho a Ellen, también sabía que el amor incondicional que me tenía podría haber sobrepasado el amor que le tenía a su hijo, si, Andrew y Ellen, de alguna manera siempre nos ponían primero antes que a sus propios hijos, Harry y yo éramos de sobremanera muy mimados por ellos dos, y aunque sonara extraño, para Thomas y para Megan eso no les resultaba ningún problema ni inconveniente, era como si aquellos cuatro hubieran tomado un mutuo acuerdo de consentirnos por sobre de ellos mismos. Justo por eso, no le dije nada a Ellen, sabía que sin consideración alguna haría que Thomas se responsabilizará de mi, y yo no quería obligarle, quería que lo hiciera por un sentimiento genuino hacia mi y no por cumplir algun mandato.

Ellen era hermosa, tan hermosa como mi madre, o al menos lo que recordaba de ella, Ellen decía que había heredado la belleza de mi madre, y que le recordaba mucho a ella, siempre me hablaba de ella y de mi papa con gran cariño y entusiasmo, sé que ella los quería mucho y que su muerte le había dolido tanto como a nosotros.

--cuando era joven, solo iba a las fiestas a comer y para ser sincera me ahogaban las etiquetas sociales. Ahora las cumplo, solo por obligación, pero quiero que sepas que no tienes que sentirte obligada a bailar con ningun chico, o a comportarte como la gente espera que lo hagas, quiero que solo te diviertas en este baile, si quieres comer, comes, si quieres bailar sola, entonces bailas sola, si quieres quedarte sentada a mirar, entonces quedate sentada y mira... Jess, mi niña, solo sé tu, eres perfecta siendo tu, quiero que lo sepas--- había dicho Ellen antes de bajar del carruaje, era la mejor de las mujeres que había conocido en mi vida, no había ninguna mujer a su altura, ninguna era tan bella, ninguna era tan genuina, ninguna tenía la sabiduría de ella, ninguna mujer podía haber dado un consejo como el que ella me había dado esa noche.

-- lo haré Madre-- contesté, y lo haría.

Una cosa era cierta, aunque había intentado divertirme en ese baile, no había podido, los hombres me tenían cansada de tanto pedirme bailar con ellos, no quería bailar con ellos, no quería bailar con ninguno, y si tenía que bailar con alguien, solo lo haría con Thomas , porque solo con él podía ser yo. bailábamos como teníamos acostumbrado hacerlo siempre, simplemente era divertido, descalzos, fuera de los ojos de la gente criticona, haciendo movimientos extraños con nuestros cuerpos, riéndonos de nosotros mismos y disfrutando de la vida, sin prejuicios, sin reglas, sin nada más que nosotros siendo unos completos idiotas. ninguno de esos hombres podía ofrecerme un baile así, seguro se escandalizarían de verme bailar así, y solo por esa razón, estaba más que segura que ninguno era digno de bailar conmigo.

Así que salí al jardín para alejarme del bullicio, quité mis zapatillas, retiré mis guantes, me senté en la banquilla tiré mi espalda hacia atras y miré la luna, suspire y dejé que el frio acariciara mi rostro, le sonreí a la luna, le sonreí a la noche y le sonreí a la nada que me abrazaba y calmaba, la calma no duró mucho, Valerie Brightman llegó a mi lugar seguro, para terminar con mi paz, dió un tropezón hacia mí y tiró todo las copas de vino que traía en sus manos sobre mi vestido

DE LO MUCHO QUE TE AMÉ....       y de lo mucho que aún te amo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora