『𝐓𝐃𝐀𝐇」 -Jenlisa-

13[𝐃𝐄 𝐁𝐑𝐀𝐙𝐎𝐒 𝐂𝐑𝐔𝐙𝐀𝐃𝐎𝐒]

Tres días habían transcurrido desde entonces, y Lisa notaba cómo su sensación de soledad aumentaba. Rosé no aparecería pronto, pues la habían retirado de la escuela para ocuparse de los trámites de su traslado. Ahora Lisa estaba sentada bajo un árbol, con la mente en blanco, sumida en pensamientos que iban y venían sin rumbo fijo.

¿Cómo pudo ser tan ingenua todo este tiempo? Rosé la veía de manera especial, con esos mismos ojos con los que solía mirar a Jennie desde hacía tanto. Notaba el trato privilegiado que Rosé le brindaba, protegiéndola a toda costa a pesar de que la mayoría de los problemas eran por su culpa. Rosé la respaldó en cada situación, incluso cuando Jennie y Jinyoung empezaron su relación. Rosé y yo estábamos desmoronándonos por dentro.

Y de lo que ninguna era consciente de que esa era la razón principal, por nuestro sufrimiento eterno;

 Presenciar cómo el amor de nuestra vida entregaba su corazón a otra persona.

Solo que ella por mi,  y yo por Jennie.

Fue entonces cuando me planteé si acaso no existía otra solución. ¿Acaso perdería a Rosé para siempre? Todo sería más sencillo si pudiera amarla de la misma manera, así nunca se habría alejado. Si nuestros destinos estuvieran entrelazados, si fuéramos alfa y omega, pero mi alfa predestinada siempre será Jennie Kim.

¿Y si se enamora de Rosé?

Lisa comprendía que no era correcto simular un amor que no sentía realmente por Rosé, aunque la apreciara mucho como amiga. Sin embargo, no veía otra alternativa. Decidió enviarle un mensaje a Rosé, expresando que había descubierto estar enamorada de ella, con la esperanza de que así nunca se distanciaran.

saco su celular, no habría vuelta atrás 

-¿Me darías una oportunidad? 1:20pm

Suspiro y apago el celular era un mensaje arriesgado, solo quedaba ver que pasaba.

Al fin y al cabo, Jennie nunca se intereso en ella, ¿verdad?

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—Oh, querida, te ves tan encantadora, Nini—dijo Jisoo con lágrimas de emoción al ver a su amiga en ese estado.

La alfa de cabello oscuro sonrió, revelando su radiante sonrisa. Estaba llena de emoción, ya que hoy sería el día en que finalmente, después de dos años de incertidumbre, confesaría su amor a su omega, su todo, Lalisa. 

Había arreglado las cosas amistosamente con Jiyong, así que ahora estaba lista para expresar sus sentimientos hacia su amada.

Jennie sonreía mientras rememoraba todas las aventuras de su infancia con Lalisa, los inocentes besos, las tardes pedaleando en bicicleta, las siestas abrazadas y las salidas al cine con sus padres. Ahora, a los 16 años, se sentía lista para confesarle su amor por primera vez. Sabía que el sentimiento era recíproco; apreciaba profundamente que Lisa hubiera esperado tanto tiempo solo por ella. 

Para Jennie, eso era amor verdadero en su forma más pura y sincera.

Recordó la promesa que había hecho en una carta escrita en cuarto grado: "En sexto grado seremos novias y nos casaremos, Lilie. Te protegeré por siempre y para siempre, mi omega".

Con la carta en sus manos, solo le faltaba invitar a Lisa a ese café donde solían reunirse para tomar algo. Con un poco de nerviosismo, tomó su celular y le escribió.

-¿Estas libre hoy?, tengo algo importante que decirte, Lilie. 3:50pm

Solo quedaba esperar que lisa respondiera, si no lo hacia se pondría muy triste

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Mientras Lisa caminaba de regreso a casa, recibió un mensaje que casi la dejó paralizada: era de Jennie. Después de tantos meses sin hablar, no podía creerlo. Lisa había tenido la sensación de que olvidaba algo, pero no sabía qué era. 

Llenándose de alegría, respondió que la esperaría en el café a las 4:00. Sin más que decir, salió corriendo hacia su hogar para arreglarse un poco.

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-¿Me darías una oportunidad? 1:20pm

te veo en el café a las 4:00, bonita- 1:29pm

Su chat con Rosé, de eso se había olvidado

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Lisa estaba pegada al reloj de la sala, mirándolo intensamente hasta que marcó las 4:00. Sin ni siquiera despedirse de su madre, salió disparada, tomó su bicicleta y se fue.

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Cuando llegó, se detuvo frente al café, esperando a Jennie. Fue entonces cuando vio un mensaje que decía que la estaba viendo. Miró a su izquierda y allí estaba Rosé, y a la derecha venía Jennie con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Oh cielos! Había acordado verse aquí con Rosé también.

—¡Gracias por recordarme ahora!—exclamó Lisa mientras se golpeaba la cabeza. Ella y su cerebro, o más bien su TDAH, no eran precisamente los mejores amigos.

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Finalmente, las dos alfas llegaron al café, pero sus sonrisas se desvanecieron gradualmente al ver a quien tenían frente a ellas: ellas mismas. Rosé estaba consternada, mientras que Jennie se mostraba algo enojada, pensando que esto era un plan de Lisa para reconciliarlas, algo que parecía imposible en ese momento.

Lo que ninguna de las dos sabía era que la situación era mucho más grave de lo que parecía.

Lisa ahora estaba entre la espada y la pared, perder al amor de su vida o perder a su mejor amiga, no era algo que quisiera, para nada, una vez mas su condición le había jugado una mala pasada

Era ahora nunca.

Los gruñidos comenzaron a resonar entre las dos alfas. Rosé agarró a Lisa del brazo, mientras que Jennie hizo lo mismo. Lisa se sintió avergonzada y sin saber qué decir o hacer.

—¿Qué haces aquí?—preguntó Jennie con tono superior.

—Mejor dicho, ¿qué haces tú aquí? ¿Ser la tercera rueda entre mi futura novia y yo?— Rosé contraatacó, y el rostro de Jennie palideció.

La expresión de rabia en el rostro de Jennie se transformó repentinamente en miedo. No podía creer que esto estuviera sucediendo; era como una pesadilla. Lisa levantó la mirada, consciente de que cualquier palabra podía herir a la otra. Jennie miró a Lisa y vio que su carta había caído al suelo.

—Lilie, por favor dime que esto no es real—comenzó a decir Jennie, su ánimo decayendo visiblemente.

Lisa no decía nada, sin pensarlo sus lagrimas comenzaron a caer

Rosé visiblemente confundida por ver a la menor llorar la tomo y la regocijo en su cuerpo cubriéndola con ambas manos.

—Es una broma verdad?—jennie miro a Rosé , conectaron miradas después de meses, sin poder verse a la cara.

—Jennie, ¿como va a ser una broma esto?, ¿Como va a ser una broma?— la rubia sonrió 

Sin mas que decir, la castaña salio corriendo devuelta visiblemente avergonzada

Había llegado tarde, demasiado tarde