2- Una presencia Diabólica

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2-Una presencia acaba de aparecer y es diabólica.

[La presencia emergente de un poder maligno y enorme puso de cabeza al mundo de la hechicería y su orden natural. Todos deben buscar la fuente de aquella energía y cortarla de raíz].


[Jujutsu Tech]

Satoru Gojo fue convocado para deliberar acerca de los recientes sucesos en el mundo de la hechicería, él mismo no comprende muy bien lo que ocurre.

Enfrente suyo estaba la Señorita Utahime Iori, Shoko Ieri y su colega Nanami Kento, además del viejo insoportable y su ex profesor Yaga Masamichi. Todos se reunieron para hablar del reciente desequilibrio que sufrieron las barreras gracias a una posible invocación, es un verdadero desastre y como siempre el peso cae en los hombros del hechicero más fuerte.

—¿Cómo no lo sentiste antes? ¡Esto es culpa de tu negligencia! —acusó Utahime.

—¿He? —lanzó Satoru —. ¿Ahora se supone que soy adivino? —respondió con sarcasmo.

Pasó su mirada por todos los presentes, Nanami Kento fue el único que no lo acusó, todos creen realmente que cualquier cosa que suceda es culpa suya por “no estar atento”, suspiró cansado. A veces solo quiere levantarse, dejar todo y no volver, a ver cómo se las solucionan sin él.
«Tal vez así me valoren», se dijo con enfado, es como un niño pequeño queriendo reconocimiento pero todos solo ven sus errores. Es cierto aspecto, algo muy injusto, aunque ya esté acostumbrado.

—Ya no hay caso, no se sabe de dónde viene esa presencia demoníaca, pero no es de este plano, tal vez trajeron una maldición antigua a la vida, quizás nació una nueva gracias a los recientes sucesos o tal vez se trata de alguna fusión —dijo Yaga quitando presión a su antiguo discípulo —. Como sea. Hay que averiguarlo.

—Por favor, pediré que no involucremos a los estudiantes de primer año en esto —habló Nanami Kento —. Este es un asunto para los hechiceros superiores, si mandamos niños serán destrozados.

Hubo un largo silencio en la habitación, Satoru asintió avalando las palabras de Nanami como siempre.

—Cuando faltan manos todos deben ayudar —interrumpió en viejo Gakuganji —. No podes desperdiciar mano de obra joven y sana —concluyó.

Gojo y Nanami se echaron una mirada cómplice, ambos se enfadaron demasiado al oír las palabras del viejo, en otras palabras, el viejo decrépito quiere que manden a los jóvenes estudiantes como carnada, carne de cañon, tan despreciable.

—Mis estudiantes no serán enviados a misiones fuera de sus posibilidades, solo diré eso —se levantó Satoru y salió de aquella habitación.

Una vez regresó con sus estudiantes los pudo observar desde lejos, ahí estaban Kugisaki Nobara, su protegido Megumi Fushiguro y su nuevo recluta—y podría decirse favorito—Itadori Yūji.

Al acercarse, Megumi lo notó y lo saludó con respeto junto con Nobara, pero Itadori se abalanzó para darle un fuerte apretón.

—Wao, qué comes, Yūji —Ese apretón casi le quiebra unos huesos, tuvo que desactivar su técnica para hacerlo posible y casi pierde unas costillas.

—¡Pues como carne! —Itadori levantó su brazo y mostró sus músculos que debe admitir son impresionantes considerando su corta edad.

—Asombroso —Satoru pinchó el músculo.

Más tarde los acompañó a la cafetería, se quedó a un lado viendolos interactuar, son chicos geniales.

Pero su paz no duró mucho, por más que intentó mantener a sus preciados estudiantes lejos del fuego eso no impidió que el incidente de Shibuya ocurriera.
Una ciudad fue tomada por completo, con los habitantes de ella como rehenes, ellos clamaron su nombre: “Queremos a Satoru Gojo”.

Así Satoru descendió hasta la estación de tren donde sus “fanaticos” lo esperaron.

—Te veo de nuevo —saludó con burla a esa maldición cabeza de volcán.

Rodeado de personas inocentes las cuales varias fueron calcinadas en sus ojos, Gojo no se contuvo más y decidió propinarle la paliza de su vida a esos cuatro.

—Seras el primero —Señaló a Hanami.

Esa maldición se le escapó antes, pero ahora no tiene salida, está contra la espada y la pared, está espada lo presionará hasta hacer que su cuerpo estalle.

—¡Infeliz! —gritó Jogo al presenciar como Hanami se volvía una gran mancha de sangre estampada en la pared.

Las cosas solo empeoraron cuando Mahito llegó liderando una orda de humanos mutados, Satoru no podía creer cuántas personas estaban muriendo ante sus ojos, así que decidió no guardar ni una pizca de compasión y liberó su dominio para detenerlos.
De pronto paró sus pasos, con una cabeza en cada mano, abrió los ojos asombrado.
«Alguien me está observando», no es una presencia normal, es mucho más grande que las inútiles maldiciones de categoría especial.

—Satoru, amigo —habló una voz tan conocida para él.

Satoru se percató de la presencia de su difunto amigo Suguru Geto parado en lo alto sujetando de la barandilla viéndolo con suma burla.

«Ese no es Geto».

Quedó congelado un momento para luego dirigirse hacia la fuente de energía que lo está acechando como si fuese una presa, alguien lo pretende atacar y ese no es este impostor. Luego se encargará de quien se atrevió a usar la imagen de su amigo para algo tan vil.


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Sukuna fue despertado bajo el mando de seguir las órdenes y deseos de su señor, quien lo trajo de nuevo a la vida, pero no le impidió jugar algunas trampas encerrado en su dominio mientras “dormia”. Al parecer Suguru no se dio cuenta de esto y lo llevó consigo a esa cuidad.

Ver humanos siendo masacrados no le causó gran impacto, en su tiempo los humanos vivían separados de los hechiceros sumidos en sus propias guerras por territorios donde se masacraban de peor forma, esto no es nada.

Se alejó un poco de Suguru para fijar su atención solo en este hechicero, de pronto una ilusión ya olvidada resurgió en su corazón: «Si derrotara a este tipo sería el más fuerte», en su otra vida murió sin gloria ni reconocimiento, como un perro tirado a un lado con todos esperando su muerte para burlarse.
Creyó que ese deseo ya estaba olvidado, pero ha revivido, puede hacerlo.

A propósito llamó la atención del hechicero para desviarla de Suguru, y como predijo este lo persiguió hasta atraparlo.

«Realmente rápido», admitió.

—¿Quién demonios eres tú?





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Hasta aquí.

El Sukuna de este fic no se ciñe para nada al canon, aunque me gusta creer que así hubiera sido un Sukuna que no cayó en el lado oscuro, que solo sería un muchacho extremadamente talentoso y muy engreído.

Prometí Casarme con el Hechicero Más Fuerte (SukunaxGojo-Bl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora