4- Una charla de media noche.
[Todo en el mundo de Satoru se descontrola, varios colegas y amigos murieron. Los altos mandos ordenaron la ejecución de su estudiante Itadori Yūji e intenta proteger a Megumi de los ataques de Naoya Zenin. Todo esto a un solo día de enfrentar a un poderoso e intrigante hechicero revivido el cual una maldición —la cual usa el cuerpo de su difunto mejor amigo— trajo. Satoru no le ha informado a nadie de su próximo combate, lo mantuvo en secreto].
Ryōmen Sukuna.
Una noche antes de su combate con aquel hechicero, Sukuna no podía dormir, descansar no fue una opción, se preguntó por qué no se difundió el rumor del combate de los dos más fuertes del mundo. Esto le molestó terriblemente.
En la guarida solo estaba la maldición la cual por fin reveló su verdadero nombre “Kenjaku”, el cabeza de volcán quien parecía en extrema depresión por haber perdido a sus dos colegas y él mismo. Tuvo varios cruces con Kenjaku, este desea que todo se haga según su plan pero a Sukuna esto no me importó en lo más mínimo, es un buen plan, lo admite, pero con esos trucos sucios no puede entrar en la historia.
Es todo lo que desea, quiere entrar en los libros de historia como el más fuerte y para ellos debe ganar justamente.Kenjaku se hallaba en una silla, con un pie sobre el otro y su mentón sujetó por su mano mientras mira a Sukuna pasear de un lado para el otro.
—Esto no tiene sentido —dijo.
Sukuna no le prestó atención, no le importa lo que los seres inferiores puedan opinar, al recuperar el control de su ser la voluntad de nadie que no sea él importa realmente.
—No podrás derrotarlo —repitió, le ha dicho esto casi todos los días desde aquella vez en el subterráneo de Shibuya.
—Claro que puedo —contestó Sukuna —. ¿Acaso no sientes mi nuevo poder, padre? —preguntó con suma burla.
Kenjaku se molestó y puso cara de asco.
—No me digas padre, no soy tu maldito padre —soltó con repulsión.
—Perfecto —interrumpió Sukuna —. Ya suenas como él.
Se había enterado de algunas cosas al estar entre ellos, al parecer ese no es el verdadero cuerpo de “Suguru”, en realidad se lo robo al verdadero Suguru Geto, este es la maldición Kenjaku tan asquerosa y vil. La misma que engendró dos niños en su interior, uno es este cuerpo que Sukuna usa y otro es un niño el cual abandonó cruelmente. Al parecer tiene grandes planes para su hermano gemelo.
Ya no tuvo ganas de oír las depresivas promociones de la maldición y se largó, nadie pudo detenerlo, solo saltó desapareciendo, su velocidad ha superado todas las espectativas luego de casi un mes de entrenamiento, este cuerpo puede no solo almecenar su energía sino que exponencia su máximo potencial. Ha estado guardando algo para el hechicero, una técnica oculta del clan Ryōmen, el epítome de su ritual básico el cual espera con ansias usar.
Se preguntó qué estaría haciendo el hechicero en estos momentos, espera que se haya entrenando diligentemente, su pelea debe hacer tamblar al mundo. Por mera curiosidad decidió rastrear la energía del tipo y fue por él, solo quiere echar un vistazo.
Llegó hasta una casa de dos pisos muy alejado de las otras, en un rincón oculta, él está allá arriba en el techo viéndo hacía abajo. Claro que se percataria de la presencia de Sukuna y lo estaría esperando, Sukuna saltó y cayó enfrente suyo.
—Nuestra cita es mañana —dijo el hechicero —. Lárgate.
Sukuna notó unas ojeras oscuras bajo los ojos del tipo, también su aura es pesada, caminó a su alrededor con burla.
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Prometí Casarme con el Hechicero Más Fuerte (SukunaxGojo-Bl)
Fanfiction"Yo, Sukuna del clan Ryōmen, juro ante todos los presentes aquí, solo me desposaré con un hechicero el cual pueda derrotarme". Esas palabras resonaron en su mente como una maldición horrible, todavía recuerda cuando las dijo a sus dieciséis años lue...