11- ¿Matar a Kenjaku?

488 39 9
                                    

11- ¿Matar a Kenjaku?

[Sukuna Ryōmen y Satoru Gojo se han casado en una ceremonia de sangre y juramento, pero ambos solo se tomaron como esposos jurar amor o devoción eterna cuando a último minuto llegó una hechicera la cual Sukuna conoce].

Satoru quien hace un momento temía por la vida de las personas inocentes del otro lado del templo de pronto se paró firme y vio la imagen delante suyo, una mujer desconocida apareció para luego postrarse como un esclavo ante su amo, algo ridículo, no están en la era de la esclavitud, hasta sus ropas son ridículas.

Satoru rodó los ojos cansado, la mujer no dejaba de besar la túnica de Sukuna quien parecía todavía en trance.

—¿Quién demonios eres tú? —preguntó molesto, evidentemente no es una aliada suya así que no la tratará con respeto.

Además, esa actitud le disgustó mucho a Satoru, esto es una boda forzada, ¡es una farsa!, lo sabe y lo comprende muy bien, aún así es tan de mal gusto llegar a una boda y besar la ropa de una de las personas que se casa.

Esta mujer no conoció nunca la vergüenza.

—Es mi sirvienta —dijo anonadado Sukuna, salió de su aturdimiento de a poco y se arregló las vestiduras —. Uraume, levantate, ya no soy tu joven amo y tu ya no eres mi empleada —pidió suavemente.

A Satoru esto le pareció muy impactante, «¿solo una sirvienta puede hacer que rompas tu máscara de chico malo?», se burló para sus adentros, esa mujer es mucho más que una simple sirvienta.

—Simpre seré su leal secuaz —respondió de inmediato Uraume —. Lo esperé mucho tiempo, amo, se sintió una eternidad.

Uraume se levantó con ayuda de Sukuna, él la trató muy bien y la manera en la que la miraba era diferente.

—¿Cómo es que estás aquí? —insistió en saber.

Satoru a un lado cruzó los brazos y abrió bien los oídos, también quiere saber cómo vive alguien más de mil años, está mujer debería ser polvo a estas alturas, algo en ella le desagrada mucho.

—Fue la maldición Kenjaku —admitió Uraume.

Kenjaku no solo había revivido a Ryōmen Sukuna, sino que sus planes iban más allá, el tiempo que estuvo vivo buscó a los hechiceros más poderosos de cada época e hizo tratos con ellos para poder traerlos a su conveniencia.

—¿Un torneo? ¿Que estupidez planea esa maldición? —soltó Satoru al oír esa parte.

Uraume le dio una mala mirada y lo ignoró, al parecer el desagrado es mutuo.
«Si tuviera mi energía le volaría la cabeza de un golpe», se dijo Satoru molesto.

—Entonces planea algo grande —Sukuna aún sostenía las manos de Uraume —. ¿Eres parte de su plan?

Aunque sabe que puede ser una trampa y debía desconfiar, simplemente no pudo hacerlo y confío totalmente en Uraume, es la única persona en la que siempre depósito su más pura confianza y eso no cambiará nunca.

—Sí, amo. Yo fui reencarnada hace doscientos años por la maldición Kenjaku. Luego de su muerte en el patio trasero sus padres nombraron a su hermano recién nacido como heredero y echaron a todos sus sirvientes... incluyéndome. Estuve unos años aprendiendo de un lugar a otro y me volví de renombre, por ello la maldición me trajo, fui yo quien puso los registros en las manos de Kenjaku —dijo con orgullo Uraume —. Para que él sepa que existió Ryōmen Sukuna y fue el hechicero más poderoso de todos los tiempos.

«¿Segundo hijo? ¿Patio trasero?», eso le sonó como una gran disputa familiar a Satoru.

Una gran sonrisa se formó en el rostro de Sukuna, no era como las otras falsas y llenas de maldad, sino de alegría, una alegría inocente que a Satoru deslumbró y no pudo evitar sentirse fuera de lugar en aquel encuentro.

—Ejem —Tosió incómodo —. Eso no responde la pregunta principal: ¿Dónde vamos? —preguntó Satoru viendo todavía las manos del hombre unidas con la de la mujer.

—A matar a Kenjaku claramente —respondió Sukuna para luego dirigirse a Uraume —. Como última misión juntos, como amo y súbdito, ¿irías conmigo a matar a esa maldición y sembrar el caos entre los débiles hechiceros?

Uraume levantó la cabeza feliz, el ambiente a su alrededor se heló, sin su protección Satoru sintió el frío demasiado fuerte y se abrazó a sí mismo, aunque esto parecía no importarle a su esposo quien solo esperaba la respuesta de la mujer con ansias, Satoru puede verlo en sus ojos.

—Sí, amo —dijo ella.

Satoru hizo un gesto de asco y se dio la vuelta, de verdad ya no quería verlos, son un dúo asqueroso y macabro. Apenas pueda la mandará de nuevo a su era de un puñetazo y a Sukuna le enseñará a no jugar con los adultos, está broma de obligarlo a casarse y secuestrar personas inocentes la pagará caro.

.

.

.

Itadori Yūji:

En una habitación de la escuela de hechicería de Tokio, un muchacho se escondió entre las sábanas sollozando.

«Todo esto es mi culpa», no paraba de decirse.

El tiempo se acabó y ahora solo podía esperar que los hechiceros vengan por ellos, aún así no se rindieron y ahora su base es el mismísimo clan Zenin, pero estos días Itadori Yūji se hallaba inmensamente triste y deprimido, no pudo seguir a los otros. Ya recibió demasiados mensajes por parte de Megumi pero solo le respondió que tiene que seguir otro camino, así será menos perjudicial para Megumi.

Creyó que todo mejoraría pero todo empeoró, cuando regresó con Hiromi Higuruma a cuestas y mal herido, Masamichi Yaga ya  había partido, el directo se entregó para aplacar la ira de los altos mandos.

Masamichi Yaga fue ejecutado.

Otra persona murió en su nombre y eso lo destrozó por dentro, a estas horas todo el colegio quedó vacío, en estos días no vio a nadie, decidió continuar en solitario, así será mal fácil si quiere sacrificar su vida y dejar de ver gente morir por él.

La puerta de la habitación fue tirada abajo por una patada potente, Itadori sintió a Hiromi Higuruma llagar pero no le prestó atención, estos días lo estuvo evitando.

—¿Qué haces aquí? Todos han evacuado el lugar —dijo Higuruma ciñendo su corbata luego de tirar abajo la puerta de una patada —. Te he estado llamando y no respondes. Tuve que preguntarle a tu amigo, ese chico líder del clan Zenin, al parecer a él si le respondes —Rió sin gracia mirando la triste expresión de Itadori.

Itadori lo vio desde la cama y lloró en silencio, pero el hombre fingió que no veía sus lágrimas y le habló como si nada. Luego de ser internado gracias a las profundas heridas recibidas Higuruma no había visto a Itadori.

—Vayamos a mi departamento, estarás más cómodo allí —no lo preguntó, lo ordenó.

La habitación estaba hecha un desastre, y olía realmente mal, una persona no podía vivir en ese lugar.

—Seguiré solo —Por fin habló Itadori —. Quiero hacer esto solo —afirmó.

—¿Seguir esto solo? —Higuruma levantó una ceja intrigado —. No estás solo, vamos. Y si te sientes mal por la muerte de Masamichi Yaga solo piensa que sus hijos se sienten todavía peor.

Itadori dijo que no quería ver a Higuruma pero no se resistió cuando este lo tomó del cuello y lo arrastró fuera del establecimiento dirigiendose al hogar del hechicero donde juró: “voy a cuidarte bien”.

.

.

.

Higuruma sugar? Yes.

Uraume la inseguridad de Gojo? Yes
Megumi la inseguridad de Higuruma? Yes y con motivos.

Prometí Casarme con el Hechicero Más Fuerte (SukunaxGojo-Bl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora