Capítulo 31 "Regreso a Roma"

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Cleopatra

Luego de estar un rato en el yate nos fuimos a hotel pero como la sencillez no esta en el diccionario de este hombre debí suponer que seria algo así, estoy frente a un edificio enorme el cual tiene las siglas de nuestros nombres, cuando nazcan los niños seguro se le ocurre comprar un castillo y pobre de la niña es un celopata.

—Asi que habías reservado una suite, eh?

—Bueno, si compre esta cadena hotelera para ti

—Cadena??, Por dios no tienes límites

—No cuando de ti se trata

Subimos a la suite la cual tenia una vista maravillosa. Entramos entre besos y caricias y luego yo me subí sobre el, enrroscando mis piernas en su cintura mientras en el me tocaba las nalgas y profundizaba el beso. Luego me quito el vestido lentamente repartiendo besos por toda mi anatomía que me iban enloqueciendo y calentando cada ves mas, quito mi sostén y luego invadió con su boca mis tetas de forma agresiva y deliciosa me gusta que sea así, salvaje.
Me acosté en la cama y el repartió besos por todo mi cuerpo hasta llegar a mi coño donde lamia y succionaba estimulando mi clitoris hasta el punto en que nesesitaba sentirlo dentro de mi. El metio tres de sus dedos en mi interior hasta hacerme venir sobre su mano. Me aparte de el por un instante y lo mire de forma coqueta jugueteando con su cinturón. Se quito su corbata y me amarro las manos en ella, luego el resto de la ropa y se posicionó en mi entrada e invadió mi coño con su polla en lentas pero profundas estocadas. Yo me sostenía en el y clavaba mis uñas en su espalda dejándome envolver por el placer hasta en alcanzar el clímax en sus brazos.

Me removi en la cama para ir a darme un baño y Enzo me detuvo en el intento.

—Donde crees que vas—me pregunta con desdén

—Pues yo iba al baño..., a ducharme

—Creíste que eso era todo, lamento decirte que cuando se trata de ti soy insaciable

—Queeee?, pretendes que acabe en el hospital, si bien que me gusta que metas esa anaconda dentro de mi y me encanta que me folles duro, pero eso no significa que no halla que tener limi...—pare de hablar porque el idiota estaba muriendo de la risa por un factor que aún no identificó

—Acabas de llamarlo anaconda

—Para de reír—le regaño

—Estoy serio muy serio—se burla

Por dios y los mil demonios se ve tan jodidamente sexi cuando sonríe que no le aseguro a nadie no dejarme follar de nuevo aunque acabe en terapia.

—Deja ya de mirarme así

—Me gusta mirarte, admirarte

Perdiendo la voluntad en 3,2,1

Después de follar como desquiciados y que a mi se me olvidara como caminar al día siguiente volvimos a casa. Donde al llegar vimos a Sasha desayunando en el jardín con la niña de los ojos morados, y con Olivia, también había un chico que no conozco y Mattias.

—Buenos días—saludo para todos

—Pero si es mi sobrina favorita—saluda Mattias

Imperio[Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora