Capítulo 3. 🖤

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Kail

El día era perfecto para tomar el sol en la piscina. Quería tomarme unos días de descanso para cuidar de Nessi y demostrarle que yo no era cómo sus papás. Tal vez para mi hermano y mi cuñada no importaba lo que hacían con la niña, pero la ausencia de sus padres le afectaba y mucho, quizás no ahora, pero más adelante sí y no quería que eso tuviera repercusiones en el futuro.

—¿En qué piensas? —preguntó Kirs, al ver que no estaba poniendo atención a lo que me decía.

—En Nessi —la miré. Ella también se detuvo y dejó de hacer lo que estaba haciendo —. En la falta que le hacen sus padres —exhalé.

—Sí está mal que se porten así con ella —asentí —. Deberían estar felices por tener una hija así —cerré la laptop y me dejé caer contra el respaldo del camastro.

—Pero ya no hablemos de eso —me incorporé de inmediato —. ¿Qué me estabas diciendo? —me deslicé cerca para que me explicara de lo que estábamos hablando antes.

—Estos son los planos de cómo está quedando la casa —desplegó el plano y me mostró las áreas de la casa que pedí remodelar —. Este es el estudio de ballet —asentí —. Este es el jardín trasero y taparon la piscina —me miró.

Aún no le explicaba por qué mandé tapar la piscina y es que Victoria no podía estar cerca de una sin que recordara el momento en el que mi hermana la arrojó a una piscina en una fiesta y al no saber nadar casi se ahoga. Todavía había detalles de mi vida que no se los decía a Kirs y dudaba mucho en decirle todo por lo que Victoria tuvo que pasar a manos de mi hermana menor.

—Remodelaron la cocina, cambiaron el color de las paredes porque se encontraban sucias y no dejaba entrar la luz. Solo quedan algunos detalles, Kail —asentí. Enrolló el plano y lo metió dentro de su estuche —. Todo está listo para el día que te cases con ella vayan a vivir a su casa.

—No sé cómo agradecerte todo lo que haces —cogió mis manos.

—Yo no sé cómo pagarte todo lo que has hecho por mí. Desde que llegaste solo me has dado cosas buenas y por eso estoy aquí —apreté sus manos —. De verdad deseo que tu matrimonio con Rhona sea duradero y que ella logre entender por qué haces esto —le sonreí.

—¡Tito, Tito! —a lo lejos escuchamos los grititos de Nessi.

Salió corriendo de la casa y cuando llegó frente a mí la atrapé entre mis brazos. Nessi se rio sutilmente y se sentó en medio de mis piernas. Miró a Kirs y le sonrió.

—Hola, Kirs —la saludó agitando la mano.

—Hola, Nessi —Kirs cogió su mejilla con cuidado —. ¿Vas a nadar con tu Tito? —asintió.

—Me dijo que esta tarde va a estar conmigo —levantó la mirada hacia mí. La apreté con cuidado.

—Y es una promesa. Así que vamos a nadar —se levantó y rodeó la piscina —. Lo que sea que necesites llámame —le dije. Me levanté y me quité la camisa que llevaba puesta —. Ya sabes que por el dinero no hay problema —Kirs asintió.

—Voy a la casa para ver cómo van las cosas —me despedí de ella con un beso en la mejilla.

Caminé hacia Nessi, la cogí de la mano y juntos entramos a la piscina. Aún no sabía nadar del todo bien, por eso le estaba enseñando. Kirs tardó en irse, mientras recogía sus cosas y se ponía los zapatos, ya que se los había quitado para meter los pies dentro del agua.

Le puse a Nessi los flotadores en los brazos y tuve mucho cuidado al entrar al agua. Decía que tenía miedo a ahogarse, pero nunca dejaría que nada malo le pasara. Primero me moría yo antes de permitir que ella sufriera.

Intenciones Oscuras (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora