Capítulo 7. 🖤

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Victoria

—¿Cómo te sientes? —preguntó Beth, sacándome de mi ensimismamiento.

La miré a través del espejo en el momento que dejaba un suave apretón en mis hombros. Le sonreí y me miré sin poder creer que esa mujer tan hermosa era yo y que solo me encontraba a unos minutos de unir mi vida con la de Kail.

—No estás nerviosa, ¿o sí? —alzó una ceja.

—Estoy lo que le sigue de nerviosa —admití y cogí su mano —. Siento un nudo en el estómago y las manos me sudan.

Siempre fui penosa, con miedo de hablar frente a las personas. Una chica insegura que tenía miedo de hasta cómo la miraban y esa tarde estaría frente a cientos de personas a quienes no conocía (o la mayoría de ellos), recitando mis votos, hablando frente a ellos para jurarle a Kail fidelidad y estar con él toda la vida hasta que la muerte nos separe.

—Es normal —levanté la mirada hacia ella y alcé una ceja.

—¿En serio? —indagué.

—Eso creo —alzó los hombros. Sonreí y exhalé con fuerza —. Nunca me he casado y ni siquiera sé si me llegue a casar un día —sobó mis hombros. Me levanté y rodeé la silla para quedar frente a ella.

—¿Cómo me veo? —le pregunté —. Sé sincera por favor —me miró y cogió mis manos.

—Rhona, te ves hermosa. Eres hermosa y vestida de novia te ves cómo la princesa que eres —mis ojos se llenaron de lágrimas —. No te subestimes, no te minimices de esa manera porque vales mucho, demasiado para este mundo —solté sus manos y la abracé.

—Gracias, Beth, eres una gran amiga —correspondió a mi abrazo. Nos demoramos algunos segundos abrazadas y es que lo necesitaba. Estos últimos días habían sido tan estresantes y agotadores. Necesitaba un abrazo sincero que me hiciera sentir mejor.

—No tienes nada que agradecer, Rhona —nos separamos —. Eres mi amiga y las amigas están para apoyarse en todo momento.

—Hablando de eso, ¿has sabido algo de Val? —Beth negó con la cabeza y su mirada se entristeció en segundos.

No sabíamos nada de Val ni de Jean. Creímos que estarían el día del velorio de su padre o cuando lo cremaron y dejaron sus cenizas con las de su madre, pero no fue así. Fue como si se las hubiera tragado la tierra y Mark solo decía que ellas estaban bien, pero no querían ver a nadie. No le creía. Nunca le creí las mentiras que dijo.

—Ellas van a estar bien —le dije a Beth —. Tienen que estar bien —asintió con pesar. Ya habían transcurrido varios días desde que se supo algo de ellas, desde que su padre falleció y ellas no estuvieron presentes.

—Espero que así sea, porque si algo les pasó...—antes de que terminara la detuve.

—No pienses en eso —le pedí —. No hay que ser negativas en este momento.

—Pero todo se ve muy mal. Estuve buscando a Carson y nadie me sabe decir nada de él. Fui al departamento donde vivía y nadie sabe a donde se fue —tragó saliva —. Esto está muy raro, Rhona y temo lo peor.

—Hay que pensar que ellas están bien y que en cualquier momento van a aparecer —asintió.

—¿Puedo pasar? —Beth se apartó en el momento que Niamh entró a mi habitación.

—¿Qué quieres? —le preguntó Beth entre molesta y sorprendida de que estuviera aquí.

—Yo... Solo quería decirte que te deseo la mejor de las suertes ahora que te vas a casar con mi hermano —le echó una mirada a Beth, como si no fuera nadie, como si no significara nada.

Intenciones Oscuras (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora