Anteros está desaparecido y yo, tengo un nudo en el estómago. No logro identificar si estoy tan angustiada por haber desobedecido un dios y ahora temo el castigo que me espera, o algo más profundo me tira por dentro, como la culpa. Cuando me fui de la casa, la pareja que había hechizado desprendía un aroma romántico, pero misteriosamente yo salí de allí con una sombra de sentimientos negativos a mi espalda.
Deposito mi mirada sobre un estante del templo, repleta de velas encendidas, iluminando aquel rincón con una luz tenue y delicada. La iluminación del templo, al ser de noche y únicamente haber pequeños fuegos encendidos y la luz de las estrellas, crea un efecto apasionado y relajado. La estatua de Afrodita tiene un color distinto, al mezclarse el mármol con las sombras y las flores, estas se ven llenas de vida a pesar de haber sido arrancadas para decorar.
El centro de la sala está repleta de humanos y ángeles, todos mezclados sin saber que son diferentes. Este tipo de festividades suelen emocionarme, y yo, me dejo llevar. Pero esta vez es distinto. Afrodita llegará por la mañana y ahora, nos observa desde alguna parte. Este festín es un homenaje a la llegada de la diosa, pero su verdadera visita es un control esporádico de la polis para asegurar que todo está en orden. Tal vez por eso, no me puedo permitir disfrutar.
La gente baila, todos hipnotizaos por la electrizante música de viento y cuerda que tocan un grupo de humanos a la esquina del templo. Una muchacha está sentada, tocando el arpa mientras elabora algunas notas con la voz tranquila, otras dos están tocando flautas, harmonizando la melodía principal. Los invitados bailan en grupos o en parejas, incluso por individual, moviéndose al compás con figuras serpenteantes y acompañando las coreografías improvisadas ondeando las extremidades.
Admiro un grupo de jóvenes que están siendo cortejadas por unos muchachos. Van preciosas. Llevan joyas que les decoran el rostro con colores dorados, prendas rosadas o las más jóvenes, de blanco ceniza. Me encanta pensar como sería asistir a esta fiesta sin preocupaciones. Una vez lo hice, en algún momento de mi vida tenía una mente tranquila y apasionada que ansiaba la llegada de estos momentos para emborracharse con el ambiente. Ahora solo puedo pensar en Anteros y su maldita propuesta que me deja entre la espada y la pared.
Recuesto la pared en la columna y echo un vistazo rápido alrededor, quedándome en trance, pensando en nada por una vez, intentando distraerme. Levanto la cabeza y contemplo la luna enmarcada en el techo del templo. Es un lugar semiabierto. Los laterales del edificio están erguidos por partes, hay muchas salidas además de la principal. El techo es rectangular, abierto por el medio de tal manera que se pueda ver el sol y la luna cuando les corresponde. Me quedo embobada, admirando el cielo nocturno.
–¿No bailas? –Una voz cálida choca su aliento contra mi cuello, inmediatamente giro la cabeza, topándome con unos alargados ojos verdes.
–Egan –pronuncio su nombre con desánimo– Hace mucho que no nos vemos.
–Desde aquella fiesta en el templo de Apolo, en Troya, ¿puede ser? –Se recuesta en la columna frente a mí y me hago a un lado, manteniendo las distancias.
–¿Qué te trae por aquí? –Le observo con desconfianza. Él me analiza de arriba abajo y luego habla con arrogancia.
–¿Qué pregunta es esa? –Alza una ceja y continua con un tono burlón– Soy un ángel, ¿no? Mañana asistiré a la reunión y esta noche... vengo a repartir un poco de amor.
–Para eso ya estoy yo –respondo cortante. En otra ocasión me habría reído de su broma, quizás incluso nos habríamos ahorrado las palabras, pero ahora mismo estoy tan agobiada y cansada, que prefiero mantenerme alejada de él.
–¿Qué te pasa? –pregunta con el ceño fruncido. Se despega de la columna y me mira por encima del hombro.– Con esa actitud no creo que estés enamorando mucho en este lugar. Nada más entrar he notado tu amargura, desprendes agonía.
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La promesa de Anteros
FanficDesa es una Erote de la corte de Afrodita, quien con su arco reparte amor por el mundo. Una noche se encuentra con Anteros, el dios vengador del amor no correspondido, quien le roba el arco y pide que le dé un amante por correspondencia. Desa se nie...