Me detengo a observar esos ojos celestes tan profundos y llenos de confusión. Por primera vez desde que le conocí, siento que le invade una sensación de desconfianza. Como si hasta ahora hubiera estado al mando de todo lo que ocurría y que un imprevisto como este, le dejaba completamente fuera del liderazgo. Supongo que siempre ha sido precavido y observador y en todo este tiempo, calculaba todo lo que sucedía, pero esto es distinto e incluso para un dios, es algo inmensamente intrigante.
Me tiene agarrada del brazo y me tira hacia él, lo que me obliga a dar unos pasos torpes para no caer y me quedo junto a él, con el corazón en un puño. No me quita los ojos de encima, está buscando respuestas, si pudiera, me leería la mente. Agacho la cabeza, incapaz de mantener un contacto visual prolongado, no ahora que me ha descubierto y mi plan, ha terminado mucho antes de lo esperado.
—No es importante, Egan... —comienzo a decir, en un hilo de voz, midiendo cada sílaba con la esperanza de no temblar.
—Desa —susurra, noto una cierta ira en su hablar, pero tal vez lo esté confundiendo con la decepción.— ¿Me has engañado?
—Hace mucho tiempo —murmuro, mi respiración bloqueándome la garganta. No sé si le temo a él o a explicar esto— desobedecí a Afrodita y desafortunadamente, no pagué con la vida. Si no con mis alas.
Anteros me suelta el brazo de inmediato y echo la cabeza a un lado. Levanto la mirada y trato de buscar sus ojos, intentando analizar su reacción. Pero el dios simplemente se gira. Noto una frialdad invadir todo el cuarto y culmina en un escalofrío que me va de pies a cabeza. El tiempo parece haberse paralizado y con él, el espacio-tiempo en sí, como si cada segundo fueran mil horas. Hay una tensión creciente que me perturba con cada latido que retumba en mis oídos. Estoy expectante a cada movimiento o acción que él pueda realizar contra mí.
—¿Me lo ocultaste desde un principio porque sabías que no podría cumplir mi castigo? —pregunta con neutralidad mientras me da la espalda. Aprieto los dientes. No quiero responder, pero temo no obedecerle a él también. Quién sabe que podría hacerme un dios vengador.— ¿Pensabas salirte con la tuya y cuando se diera el momento qué?
Pero ya no hay vuelta atrás. Se ha descubierto el pastel y mi castigo será atroz, como todo lo que se habla sobre Anteros entre todos los miembros de la Corte. ¿Debería quedarme callada y rezar por que sus medidas contra mí sean mínimas o... defenderme por una vez? Cansada de toda esta jerarquía entre divinidades, decido imponerme. ¿Qué es lo peor que me puede pasar? No creo que la furia de este chico sea mucho peor que la de su madre, y si lo es, lo aceptaré con la cabeza bien alta.
—No tenía otra opción —aseguro, con un volumen estándar, pero el cuerpo temblando a un compás nervioso.— ¿Qué hubieras hecho de saberlo? ¿Me habrías amenazado de muerte?
Anteros se gira de inmediato, con un rostro lleno de emociones que no logro identificar por culpa de las mías. Siento el impulso de dar un paso atrás, de huir, como siempre, pero esta vez es diferente. Este dios ya no impone tanto como en otras ocasiones, me siento con la capacidad de atravesar esa barrera de poder entre nosotros, de llegar a conocerle en realidad. No entiendo el porqué, pero Anteros es incapaz de decir nada. Separa los labios, con la intención de replicar. Pero no puede. ¿Por qué no puede? Su debilidad momentánea me da la valentía suficiente para retarle y demostrarle un odio guardado en mí que en ningún momento estaba destinado a él.
—Así es como funciona. Los superiores ponen normas pasándose de los límites de uno mismo y exigen que se cumplan. Sin importar las capacidades del individuo —suelto, llena de rabia y tensándome.— Me impusiste un trabajo que no podía llevar a cabo. ¿Por qué? Porque los dioses amáis la agonía de vuestros inferiores y yo, no iba a permitir que me ridiculizaras de esa manera. Si al final no lanzaba la flecha, al menos podía hacerte perder el tiempo conmigo.
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La promesa de Anteros
FanficDesa es una Erote de la corte de Afrodita, quien con su arco reparte amor por el mundo. Una noche se encuentra con Anteros, el dios vengador del amor no correspondido, quien le roba el arco y pide que le dé un amante por correspondencia. Desa se nie...