Parte 5

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Katara se dejó caer en la cama mientras preparaban su baño, cuando estuvo lista el agua, entró a remojar sus pensamientos y despidió de la habitación a todo el personal.

Estaba cansada, representar el papel de la princesa perfecta era agotador, se introdujo dentro del agua con una burbuja alrededor de su nariz y disfrutó la sensación de que el agua la inundara por completo, le encantaba estar así con su elemento. Sus músculos comenzaban a relajarse después de varios minutos cuando se sintió sacudida fuera de su comodidad, lo abrupto de la situación la hizo perder la concentración y la burbuja, tragó un poco de agua y tosió con un dolor en la garganta.

-KATARA, KATARAAA,- Aang la estaba sacudiendo y le gritaba asustado.

La aludida siguió tosiendo hasta que pudo respirar un poco, respiró profundo hasta que se dio cuenta de la situación.

-¿QUÉ DEMONIO TE PASA?- brincó buscando su bata y tapándose con las manos como podía.

-¿A MÍ? TÚ ERAS LA QUE TE AHOGABAS.

Por fin pudo ponerse la bata y lo miró con furia.

-ESTABA TOMANDO UN BAÑO, IDIOTA.

-TE ESTABAS AHOGANDO, TE SALVÉ, SÓLO DEBES DE DECIR GRACIAS.

-¿QUÉ?- sacudió la cabeza y cuando se dio cuenta de la situación se enojó más, -SOY UNA MAESTRA AGUA, TENGO MANERAS DE RESPIRAR BAJO EL AGUA, A MENOS QUE UN IDIOTA ME DESCONCENTRE.

-¿Qué? Pero... yo... tú...- enrojeció por completo el nómada aire y agachó la cabeza, -creí que te ahogabas.

-Pf... -Katara bufó indignada y salió del pequeño salón que era su baño, -no es propio entrar al dormitorio de una dama,- agregó al girar y mirarlo de nuevo, tenía un rostro tan afligido que le dio un poco de pena.

-Lo siento mucho, de verdad,- tenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y estaba muy sonrojado, -venía a pedirte disculpas por lo del comedor.

-De esto no hay nada que perdonar, -sacudió de nuevo la cabeza y se sentó con un elegante movimiento en su cama, -de entrar a la habitación de una dama y verla desnuda sin su consentimiento es otro asunto.

Aang se sonrojó y volteó hacia otro lado.

-Siento mucha pena porque esto te pueda causar alguna mala impresión de mí,- Katara soltó una cantarina risa. Ya no se sentía enojada, era extraño. -Aunque eso sólo me pasa porque no eres maestra agua, para los nómadas, la desnudez no es importante, los cuerpos son sólo cuerpos. Es más, mira,- se quitó la parte superior de la túnica con un sólo movimiento.

Ahora fue turno de Katara de sonrojarse y voltear la mirada.

-Eso es más inapropiado todavía, mostrarte desnudo frente a una dama de sociedad,- respondió con un hilo de voz.

Se escuchó una carcajada.

-Esto no es estar desnudo, es sólo el pecho, no me vuelve más o menos humano.

El monje se sentó en la cama de la princesa y vio el sonrojo de ella, volvió a reír.

-En nuestra cultura, es muy inapropiado,- se obligó a levantar la vista, lo miró a los ojos solamente, decidida a mostrar serenidad. -Si se te ocurre salir así a la calle, dejarían de invitarte a las reuniones de sociedad.

-Eso me importa menos,- le sonrió con sinceridad y sacudió la cabeza. -Disculpa por lo de la cena, siento ser entrometido.

-Descuida. Estoy contenta de mostrarte cómo funciona la alta sociedad.

Deberes y DeseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora