Parte 14

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Katara sonrió a través de su copa recibiendo el halago por su belleza. Estaba en un baile organizado por el Señor del Fuego en honor a su futuro matrimonio. Ahora se sostenía del brazo de Zuko mientras algunas personas pasaban a darles sus felicitaciones.

Procedieron a pasar a la pista cuando el grupo que tocaba les dedicó una canción, Katara le sonrió imaginando que estaba girando con Aang. Zuko la miraba con la ceja levantada, pero no dijo más que unos chistes sobre la vestimenta de las personas; bromear con él sobre lo que se ponían los demás para lucir más jóvenes, delgados o bellos eran de sus pasatiempos favoritos en los bailes.

Su padre estaba encantado con su comportamiento, Sokka le miraba entrecerrando los ojos de vez en cuando, pero no dijo nada, las palabras más extrañas las recibió de su prometido mientras tomaban algo después de que se fueran la mayoría de los invitados, estaban en un sofá y todos les daban espacio para que charlaran.

-Te ves diferente,- volvía a levantar una ceja.

-Estoy estrenando vestido,- acarició la suave tela de la falda.

-Muy lindo, claro, pero no me refiero a eso.

-Entonces, ¿de qué hablas?

-Sonríes más.

-Yo siempre sonrío,- le regaló una encantadora sonrisa, esa que le llevó años perfeccionar.

-Encantadora sonrisa, pero ahora es diferente,- ahora fue Katara quien levantaba la ceja. -Ahora tu sonrisa sí llega a tus ojos.

-¿Tú crees?- sabía que se estaba sonrojando un poco.

-Sí, pareces enamorada.

-Debo lucir enamorada de mi prometido.

-Sí, pero no estás enamorada de mi.

-Creí que eso no te molestaba,- la verdad estaba un poco nerviosa.

-Katara me alegra que conozcas el amor, aunque no sea conmigo,- sonrió y elevó su copa.

-La verdad, me había resignado a sólo amar a nuestros hijos.

-Es bello el amor, aunque es difícil en nuestra posición.

-Ahora te entiendo tanto,- ambos detuvieron su charla cuando pasaron ofreciéndoles más vino, intercambiaron su copa por una llena.

-Siento que tengas que pasar así, pero quiero que sepas que te apollo, sólo quiero que tengas en cuenta algo.

-¿Que no importa lo que suceda, tú y yo nos casaremos en unos meses?

-Eso te lo recordarán todos los demás,- carraspeó un poco. -La consumación de nuestro matrimonio será muy pública y es necesario que llegues siendo una doncella.

-Lo sé, créeme, lo sé,- sonrió mirando a su falda mientras recordaba las últimas noches con Aang, se tocaban con ganas pero no habían pasado de eso y no lo harían.

-Creo que no le agrado a tu enamorado.

-Ni lo conoces,- trató de fingir una sonrisa, no quería ponerle las cosas incómodas a Aang en su futuro trato con Zuko.

-A estrechado mi mano demasiado fuerte, si pudiera me retaría a un duelo, lo sé.

-Claro que no, él es pacifista,- tomó un sorbo a su vino al darse cuenta de sus palabras. -Y no lo conoces.

-Además, el día de su presentación, no dejaba de mirarte.

-Todos me miran siempre, ¿cuál presentación?

-Debe ser interesante liarse con el ser más poderoso del mundo, vaya cosa.

Katara se estaba ahogando un poco con su trago de vino y comenzó a toser, sentía sus mejillas arder y a Zuko soltar una risilla a su lado. Varios pares de ojos los miraron, pero nadie se acercó, seguramente creían que eran bromas de enamorados.

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