Capítulo 2

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Chantrea

Hace mucho que he dejado de soñar, hace mucho que he dejado de poder dormir bien, eso podría ser en parte por el peso de mis decisiones y porque nunca puedo bajar la maldita guardia.

Pero el jugar los jueguitos de Louis me cansa tanto que cuando despierto sé que he bajado la guardia. Y lo sé porque él está sentado a mi lado, observándome.

Suspiro ignorando el miedo que me asalta. El miedo ya solo es un resquicio, casi no existe, pero voy despertando y mis emociones no están tan en control como suelen estarlo.

—Despertaste, Antrea, preciosa —se agacha a besar mi frente y yo no reacciono.

Hace mucho que ya no reaccionó.

—Louis —mi voz sale ronca por las evidentes horas de sueño.

—No puedo cansarme de verte dormir, Antrea. —murmura meloso depositando otro beso en mi mejilla—. ¿Sabes que hoy cumplimos seis años juntos, amor?

¿Juntos?

Vaya bonita mierda.

—No lo sabía —lo hago de lado para incorporarme—, ¿ocupas algo, Louis? Tengo cosas que hacer.

—Definitivamente, tienes que hacer —la horrible voz chillona de esa mujer aparece y la veo aparecer desde el balcón.

Lleva un vestido rojo pegado a su cuerpo, con unos simples tirantes que apenas le ayudan a contener sus grandes pechos, su cuerpo delgado y exuberante se contonea. Sus ojos verdes, ojos de reptil, me ven. Su cabello marrón está agarrado en una coleta.

—Vienne —sonrío sin ganas—, entiendo que seas un reptil y que te sabes arrastrar, pero deberías aprender a tocar, querida.

Louis se ríe porque es un tremendo hijo de puta, pero Vienne no lo toma bien. No, ella hace aparecer sus malditas serpientes negras para que invadan mis piernas, ellas aprietan. Suspiro con fuerza, cansada de esta repetitiva situación.

Yo no usaré mi magia, ya no.

Louis se pone de pie, camina con lentitud mientras ve la escena.

—Vienne, si no quieres que tus víboras mueran, retíralas.

Ella lo hace, porque ella tiene que obedecer, al igual que yo.

Paso de ellos, yendo a mi armario, muevo la puerta corrediza para pasar las múltiples opciones, ellos no dicen nada en un buen rato. Estas situaciones son tan comunes que ya todos estamos cansados.

—Antrea —llama Louis cuando saco un vestido rojo bermellón, si porque hacer enojar a Vienne es lo más divertido, al menos para mí.

Volteó a verlos. Vienne está con los brazos cruzados, al lado de Louis, cuál perrito faldero. Louis solo observa con una sonrisilla de lado.

—¿Qué ocupan? —pregunto volviendo a pasar.

—Que te encargues de alguien —suelta Vienne.

—Ajá —paso de ellos para ir al baño, prendo la regadera intentando templar el agua—, solo envíen la información y lo haré, ahora pueden irse. —les comento desde el baño. Cierro la puerta con seguro y no espero respuesta. No quiero sus respuestas.

Me quito la ropa para entrar a la ducha. El agua está tibia, comienza a llenarme el cuerpo, la cara, el cabello, es ahí cuando comienzo a pensar al chico de ayer, el chico del bar, un tonto cualquiera, pero de alguna forma... hace mella en mis pensamientos.

Un trato con los demonios [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora