Capítulo 13

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Ezra

Las moscas de Belcebú sobrevuelan el cadáver que yace sobre la entrada a mi casa. La verdad es que cuando llegó a casa siempre espero encontrar la cena lista, una cama mullida y un lugar con agua fresca para ducharme... pero nunca he esperado encontrarme con un cadáver.

No es que me importen demasiado los cadáveres, de verdad que no es como si antes no me hubiera hecho cargo ya de esa mierda. Pero el cadáver que tenemos en frente no es humano.

Es un ángel.

... Es el ángel que me ayudó a raptar a Chantrea.

Belcebú suelta un suspiro con fuerza, niega con la cabeza viendo la escena. Sus moscas se levantan hacia el cielo nocturno, mezclándose y desapareciendo en la oscuridad.

El ángel ya no tiene su apariencia dorada, ahora está grisáceo, no tiene alas, solo están los huecos de donde fueron arrebatadas, le hacen falta las manos, la lengua la tiene en su pecho. Sus ojos no están ahí, hay una masa blanca, roja, gris, en su lugar, como si estuviera derretido.

—Vaya mierda —Belcebú se acerca al cuerpo inerte—, este es un claro mensaje para ti —se pone de cuclillas cerca del cadáver, manipula la playera que era blanca de no ser por la múltiple sangre regada por ella, para subirla—, solo falta que me cuentes por qué es que eres merecedor de tal pleitesía.

Me acerco a él sin ganas. Ha sido un puto día de mierda que de verdad parece que no quiere acabarse.

Hay una especie de símbolos grabados en su abdomen y pecho, lo han hecho quemando el cuerpo. De verdad no se midieron con el tipo de castigos que impusieron. Simplemente lo hicieron.

Belcebú continúa de cuclillas, solo voltea su rostro para observarme.

—¿Sabes qué dice, Ezra? —me pregunta.

Claro que sé qué dice. Es la lengua antigua de los dioses, la lengua que todos han olvidado, una lengua que solo sabe hablar Lucifer, los arcángeles y los mismos dioses de la ciudad de plata.

—"Te espero en la ciudad de cristal, mañana, no faltes, Gremorian." —recitó, aunque sé que Belcebú también es conocedor de las lenguas.

Gremorian.

Belcebú sonríe de lado, ladea su cabeza, observa de vuelta el cuerpo. Asiente después de un rato.

—Sí, parece el trabajo de esa loca psicópata —se ríe.

—¿Vendrás conmigo? —le pregunto.

Belcebú suelta una risita divertida, se pone de pie, termina chocando sus manos para sacudirlas. Suelta un golpe de aire que se transforma en un líquido verdoso, chorreante, este comienza a envolver el cuerpo del ángel, comienza como una pequeña mancha hasta esparcirse por todo el cuerpo. El humo que sale del cuerpo indica que lo está quemando, que se está deshaciendo, es ácido puro.

—No, gracias, tengo suficiente de esa loca —voltea a verme con una sonrisilla juguetona—, pero deberías llevar a Chantrea, de seguro que eso se pone muy divertido.

En mi cabeza la escena no se ve nada divertida como la plantea Belcebú. Estoy muy seguro de que, si esas dos estuvieran en un mismo espacio, el mundo explotaría.

—Analizo tu propuesta y de verdad que no le encuentro lo divertido. —suspiro. El dolor de cabeza ha comenzado a esparcirse.

El cuerpo ya está por desaparecer, no tengo por qué quedarme a ver lo que sucede, necesito una ducha, necesito hacer que este día desaparezca. Necesito que Louis desaparezca.

Un trato con los demonios [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora