Capítulo 17

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Ezra

Lo diviso desde la lejanía, ahí está Send, el rey de las sombras... sombras que está dispuesto a ceder... por amor. Pero vaya que estúpido. Sin embargo, no seré yo quien juzgue las cosas que él hace.

Él camina seguro, con esa mirada dura, en compañía de su gente. No le importa nada, solo quiere algo: que lo ayude con la mierda que controla la magia en el mundo humano, Solier, creo que se llama. Él me interesa muy poco. Sus reglas y vidas no intervienen con la mía, así que no es un asunto que importe.

Pero tengo que apurarme, no quiero perderme el despertar de la pequeña cosita violenta.

Llego con ellos, yo no necesito estúpidos lacayos a mi lado.

—Hola, Send —sonrío viéndolo de frente.

Lucifer se ha desvivido por lograr este favor, por sus sombras que ahora yo tendré.

—Ezra —saluda sin más—. Necesito un favor —suelta las palabras que sé que son las que más le cuestan.

Ladeo mi cabeza, viéndolo a los ojos.

—¿Y tienes con que pagar? —meto mis manos a los bolsillos del pantalón.

La sonrisa de Send se eleva de un solo lado. La morena refunfuña, no parece una persona agradable, pero la ignoraré porque no es con ella mi trato. Entonces pasa a ser una persona simplemente inexistente.

—Sé tú precio y estoy dispuesto a pagarlo —comenta con esa voz oscura.

—Send... de verdad deberías pensarlo —refunfuña la morena.

No voy a verla, no pienso desgastarme.

—Aprende a amarrar bien a tus perros, siempre puedes ponerles bozal —le digo viendo solo los ojos verdes oscuro de Send.

Escucho una risita, la escucho a ella intentar decir algo, pero es Send quien voltea y con una sola mirada la calla. Vaya, creo que me empieza a agradar. Pero de verdad debo apurarme, necesito hacerme cargo de mis otros asuntos. Necesito que esta transacción sea rápida.

—Perfecto —suspiro—, ¿qué necesitas, Send? —digo melosamente.

—Necesito a tu gente, a tu ejército.

Sonrío con todo y dientes.

—Pero tú ya tienes un ejército, ¿o me equivoco? —sonrío a medias.

—Pero necesito gente que no sea rastreable, como la tuya —agrega.

Elevo mi mano para que la tome.

—¿Tenemos un trato? —pregunta con su mano hirviendo en sombras.

—Tenemos un trato —tomo su mano con fuerza. Sus sombras me envuelven la mano, el brazo, entran por debajo de mi piel, me llenan. Las siento danzar bajo mi piel, siento el poder que me otorga.

—Están a tu servicio —concluye y las sombras dejan de fluir, termina por apartar su mano de la mía—, te diré cuando te ocupe —asiente a la par que yo asiento.

—Es increíble, sabes, sé que Lucifer fue a buscar tus sombras, los anteriores a mí lo han buscado, pero solo yo lo he logrado, dime, ¿lo debo sentir como un honor a mi persona? —una risita se me escapa.

Send sonríe, pone su mano en mi hombro, aprieta con fuerza.

—Estoy haciendo lo necesario por salvar a mi reina —confirma lo que ya sabía.

—El amor sí que hace que uno caiga bajo, ¿no? —me burlo

—Lo dices por experiencia, ¿verdad? —me sonríe a medias, el maldito de Send—, ¿Cómo me dijeron que se llamaba? —rasca su barbilla. Su fría mirada regresa a la mía, que la recibe con la misma frialdad—, Chantrea —me ve directamente cuando su sonrisa se le plasma con lentitud—, tu dolor de cabeza.

Un trato con los demonios [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora