Lexa
Lunes 10:45
Habían transcurrido varias horas desde que comenzaron las clases, y la tensión en el aula parecía aumentar con cada minuto que pasaba. Clarke y yo nos encontrábamos en un juego de miradas, cada encuentro breve pero cargado de una intensidad y confusion. Aunque yo apartaba la vista rápidamente, sabía que sus ojos seguían posados en mí, como si me estuviera suplicando algo con su mirada.
El tiempo pasaba lentamente en el aula,, y la tensión entre Clarke y yo se volvía cada vez más intensa. Sentía su mirada sobre mí constantemente, aunque intentara ignorarla. Cada vez que nuestros ojos se encontraban, era como si el aire se volviera más denso, más pesado.
Clarke parecía suplicar perdón con su mirada, como si hubiera cometido un error imperdonable aquel sábado. Pero en realidad, el error había sido mío, producto de mi propia inseguridad y confusión.
A pesar de todo, me negaba a caer en su juego, a permitir que se involucrara más en mi vida. El miedo seguía siendo más fuerte que cualquier otra cosa, una barrera infranqueable que me mantenía alejada de ella.
Las horas transcurrieron lentamente hasta que solo quedaba la última clase, la de pintura. Clarke se colocó cerca de mí, justo a mi lado, como siempre hacía. Pero esta vez, su cercanía me desconcertaba, me alteraba los sentidos.
No podía concentrarme en nada más que en ella. Agradecí que la clase fuera de pintura libre, pero incluso así, mi mente seguía perdida en sus pensamientos. La miré, incapaz de apartar los ojos de ella. Estaba tan hermosa con su pelo alborotado y esa camiseta de tirantes que le quedaba perfecta. Me fijé en las manchas de pintura que decoraban su hombro, y sin quererlo, me perdí en su piel.
Cuando nuestros ojos se cruzaron, sentí una oleada de nervios que me destrozó el pecho y el estómago. Fueron solo unos segundos, pero bastaron para encender una chispa dentro de mí, una chispa que amenazaba con consumirme por completo.
La súbita presencia a mi lado me tomó desprevenida. Cuando giré la cabeza, allí estaba ella, tan cercana que podía sentir el calor de su cuerpo. Mis ojos se encontraron con los suyos, y en ese instante, mi corazón pareció detenerse en mi pecho, dejándome sin aliento y confundida.
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Nuestro hilo rojo
FanfictionEn el universo de los versos y las emociones, donde el alma se desnuda ante la mirada del poeta, dos almas se entrelazan en una danza cósmica, unidas por un hilo rojo que teje los destinos con la suavidad de un suspiro. Lexa, con sus ojos que destil...