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Luego del concurso nuestros caminos se separaron. Logré entrar a Oxford pese a todo lo que ocurrió, y todo gracias a ti... Basil, pero yo ya no era el mismo. Porque... bueno, la idea de venganza jamás se fue. Tu intervención en mi vida y tus consuelos solo eran parches para un problema más grande.

Me ahogaba en todas esas emociones de cariño, emoción y odio, todo a la vez. Mi último año fue un infierno y el cielo al mismo tiempo.

Pero una vez entre Oxford, mi vida simplemente cambió, en más de un sentido.

Sin un moralito como tú a mi lado me dejé llevar por mis fantasías, por mi venganza y por mi deseo de reinar y de ya no ser nunca más no solo una rata de alcantarilla, ya de lleno dejar de ser una rata.

Tenía solo dos formas de verlo: dejar de ser una rata y que me dejaran en paz, pero al mismo tiempo... si ellos querían que fuera un villano eso es lo que yo sería.

Y... así me fui consumiendo, pero renaciendo plenamente. Me sentía mejor así, en el sentido más extraño posible, en dos extremos que solo podía definir como ira, miedo y orgullo.

De cualquier forma, en la universidad me fue bien. No era tratado mal pero tampoco bien. Solo fue una etapa donde yo no paraba de pensar en todo lo que había tenido que pasar para llegar a por fin ser tratado como un igual por los demás y... tenía miedo de que yo fuera tratado como antes. Por lo que me esforcé en dejar mis emociones guardadas y comportarme en público como uno de ellos.

Pero fuera de las clases... oh dios, yo no me portaba muy bien. Poco a poco iba creando planes y usando mis conocimientos en aspectos no muy morales. Pero eso daba igual. ¿Qué importaba ser moral a este punto? Porque sí, mis compañeros me trataban bien, pero en el momento que alguien en la calle me faltaba el respeto... no lo dejaba "resbalar".

Una parte de mí era alabado por mis profesores, lo cual me permitió avanzar más rápido, y otra parte de mí era temido, era... uno de ellos y al mismo tiempo un villano. Nadie podía detenerme desde ese punto.

Y todo fue tan rápido que... me gradué. Me gradué y obtuve mi título de profesor en un tiempo impecable. Era el más joven de mis colegas y, por ende, el más respetado por obvias razones. Fueron mis primeros años de gloria.

Pero un día... mientras daba mi primera clase y me presentaba, entró él, Basil.

Había llegado tarde, como siempre, y no pareció notar mi presencia hasta que llegó a su pupitre y levantó la cabeza.

"Lamento la tardanza, profesor... Ratigan?" Me dijo sorprendido, pero al mismo tiempo feliz, mirándome con admiración y una tenue sonrisa. Me imagino que fue impactante verme... mejor de cómo había sido en mi último año escolar, bien peinado, vestido y con apariencia impoluta. En sus ojos estaba grabada la frase 'te ves diferente'.

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La noche del tercer día, el Napoleón del crimen se encontraba mucho mejor, pero por obvias razones salir era poco inteligente. Así que mientras el cabaret y taberna estaban en funcionamiento, se quedaba en el piso superior pensando en un plan para regresar a ser el mayor villano de todos sin que Basil lo detuviera esta vez.

Pero entre pensar y pensar (y luego de administrarse su dosis de anestésico), se puso a revisar los cuartos por mera curiosidad y en busca de sus cosas.

Entró al cuarto de Bell, más que cuarto parecía un laboratorio hecho y derecho, con estantes llenos de libros, mesas llenas de tubos de ensayo, premios y en general, todo decorado. Se desconcertó un poco cuando en algunos de los premios decían "Bonnibell Difiore" y otros solo ponían "Bell" a manera de nombre. Supuso que debió ser porque 'Bell' era un nombre neutro.

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐁𝐘𝐄 𝐒𝐎 𝐒𝐎𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora