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Era invierno y el agua se congelaba en los ríos, lagos, etcétera

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Era invierno y el agua se congelaba en los ríos, lagos, etcétera.

Una linda pareja de dos azabaches se encontraba en su hogar cocinando galletas y tomando café para pasar el frío.

Según el ojiazul, no había nada mejor que cocinar algo rico en un día frío. Y su pareja claramente no se podía negar.

—Yuu — Llamó el heterecromatico — ¿Quieres salir un rato? vayamos al lago congelado! — Dijo con emoción.

—Te puedes resfriar.

—Se me pasará, el recuerdo jamás se irá, no?

—Está bien... — suspiro y le sonrió a Obanai, sonrisa devuelta por este mismo.

Apagó el horno y sacó las galletas que ya estaban listas, metió unas cuatro en una bolsa de papel y la dejo en la mesa. Fue a su habitación junto a Iguro para poder cambiarse a algo más abrigador y no tener que quedarse en casa por estar enfermos.

[...]

Al momento de llegar, Giyuu observo cómo Obanai comenzaba a dar vueltas en el hielo.

—¡Ahh chingatu-

—¡Idiota ten cuidado! — Grito Tomioka cuando el de ojos bicolor rompió el hielo a su lado, casi cayéndose al agua congelada.

El ojiazul se acercó a él, pegándole despacio en la cabeza.

—No me preocupes así, casi lloro

—Aww, ven. — lo tomó de la muñeca, atrayendolo con él.

Por el repentino acto, Giyuu soltó un grito ahogado.

Comenzaron a jugar un rato pequeño en aquel lago congelado. Dando vueltas, corriendo, etc.

Copos de nieve caían a su alrededor, no había nadie ni nada más que ellos y aquel bello paisaje.

Estaban solos en su mundo, complementándose el uno al otro.

Por el cansancio decidieron sentarse al lado de un árbol, comenzando a comer las galletas que había traído anteriormente Tomioka.

El hecho de que los copos cayeran a su lado, el árbol cubierto de nieve (que, por lo tanto estaba blanco), hacian que se sintiese como si fuese algo mágico. Algo único, algo donde sólo los dos estaban.

Donde se sentían completos con la compañia del otro.

— Te amo mucho, ¿sabías? — Dijo mirando a otro lado, aún que llevasen mucho tiempo juntos, le seguía dando nervios decir un "te amo".

— Te amo más, Oba. — le sonrió, para después acercarse y darle un corto beso en la frente.

—Ojalá pudiéramos estar juntos así toda la vida. Me gusta el tiempo junto a ti, lo haces especial

—Te prometo que así será, sin importar qué. ¿Okey?

Ambos se sonrieron.

Sí, se amaban. Y demasiado.

Y nadie podría cambiar eso, sin importar qué pasase.

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Drabbles ObaGiyuu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora