Drabbles ObaGiyuu.

11.

En sus imaginaciones, solo eran ellos dos

Pegados al cuerpo del otro, bailando mientras mantenían sus ojos cerrados. La gente ya no importaba, no por ahora.

Sus mentes solo estaban concentradas en el olor, la contextura, la comodidad... en todo del otro.

No podían complementarse más.

Las personas los veían incrédulos, ¿acaso no se odiaban? podían jurar que hace menos de veinte minutos estaban peleando a muerte...

Aún podían ver la escena de Tomioka amenazando con una botella de vidrio partida a la mitad a Iguro.

Bueno... Lo normal, en realidad.

A fin de cuentas, llevaban cinco años de relación y se habían casado recién.

Era su boda, el baile, ese baile tan único que los une no sólo en forma física, sino espíritual. Sus almas complementan a la otra de forma inconsciente.

Saben como se siente el otro sin siquiera la necesidad de preguntar. Se conocían tanto al punto que sabían el lunar exacto de cada lunar del otro.

A Giyuu le encantaba observar a su marido, contar cada uno de sus lunares, pestañas, ver sus lindos ojos. Pero ese momento era tan único, mantener su vista ciega era algo que hacia aún más especial esa escena.

Obanai no se quedaba atrás, le encantaba ver a su esposo, observar hasta el más mínimo detalle de él y después contarlo como un dato curioso era una de sus actividades favoritas. Pero mantener los ojos cerrados mientras disfrutaba el momento, el olor, la sensación... era simplemente algo perfecto.

Algo que jamás podrían remplazar.

—Gracias.

—¿Por qué, Obi?

—Por hacerme tan feliz. Te amo, espero que sepas que eso nadie lo cambiaría ni en mil años. Eres el amor de mi vida, y me resignó a amar a alguien más.

Giyuu sonrió, cosa que le bastó a Obanai para saber los sentimientos que había provocado en su esposo.

No necesitaban las palabras, no.

Incluso un suspiro bastaba para conocer al otro.