Parte 3

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Una morena de ojos verdes captó su atención con su actitud extremadamente pasota ante su llegada.

Chiara era conocida por su actitud rebelde y despreocupada, le daba igual todo, lo que pensaran de ella, lo que hablaran o lo que opinaran, no se mostraba débil ante nadie y con una sonrisa era capaz de transmitir demasiada firmeza y seguridad.

Desde pequeña siempre anda en líos, en el colegio, en el parque, en las reuniones de trabajo de sus padres, no se callaba, allá donde iba el mundo se enteraba, por más que su madre intentara dibujarla y encasillarla, nunca lo consiguió.

Violeta, después de observar un poco el panorama dentro del hotel y ver cómo todo el mundo le estaba casi besando los pies, decidió seguir como siempre, con la actuación de niñata pija y prepotente.

Pasó de absolutamente todo el personal y se encaminó hacia la morena que ni siquiera se había dado cuenta de que estaba en el hotel porque tenía la cabeza prácticamente metida en el ordenador y con los auriculares puestos.

¿Cuál se supone que es mi habitación? - preguntó con un semblante serio y con una actitud de superioridad bastante repelente.

"La 309, aquí tiene la llave", le dijo sin apenas mirarla y extendiéndole la llave por encima del mostrador.

"¿No sabes mirar a la gente a la cara? ¿O es que nunca te han enseñado que cuando uno trabaja debe ser más educado?" - le preguntó cruzando los brazos y bastante molesta por la actitud de la morena.

Chiara levantó los ojos del ordenador, se quitó los auriculares, se puso de pie ante ella y le sostuvo la mirada.

"Perdone, no era mi intención molestar a una persona tan trabajadora como usted", le dijo sin burla y haciendo un puchero al final.

"¿Te crees quién para hablarme así? ¿Acaso no sabes quién soy?", dijo dando un golpe al mostrador, estaba bastante enfadada por la actitud de la chica, nadie nunca le había hablado así.

"No, ni me interesa porque no me...", iba a continuar hablando cuando sintió una mano en el hombro, era Ruslana.

"Lo siento mucho, señorita Hodar, perdone a mi compañera, es nueva y aún no sabe cómo funciona esto", dijo dándole una mirada fulminante a su amiga. "La acompaño a la habitación si quiere".

"No, usted no, quiero que venga ella", dijo señalando a la morena, "y que se encargue de las maletas, las quiero arriba en 5 minutos".

"Por supuesto, no se preocupe", dijo Ruslana sonriendo y viendo cómo la pelirroja se daba la vuelta con un semblante bastante enfadado por culpa de la actitud de Chiara.

"Más te vale pedirle perdón, bésale los pies si hace falta, Kiki. Si se entera el Jefe, estás en la calle, y esta vez no va a valer con comprarle un jamón", dijo su amiga bastante nerviosa.

Chiara rodó los ojos, se levantó en dirección a las maletas, que para su sorpresa eran más de 10, pero bueno, ¿iba a pasar una semana o un mes?

"Menuda loca", dijo en voz baja para que nadie la escuchara.

Por otro lado, Violeta, que ya estaba en la habitación con vistas al mar, se dedicó a ponerse cómoda y a pensar en esa recepcionista borde que no la conocía. ¿Cómo era posible que alguien en pleno siglo XXI no la conociera? ¿Dónde vivía? ¿En una piedra? Sin duda, eso la enfadaba bastante.

Se quitó la ropa y decidió darse una ducha rápida mientras llegaban las maletas, una para relajarse y quitarse toda esa rabia que le había producido aquella mujer.

A los 30 minutos tocaron a su puerta y decidió salir de su baño relajante con el albornoz puesto, se encaminó hacia la puerta y abrió.

Efectivamente, ahí estaba la morena con el semblante rojizo por haber tenido que cargar todas las maletas juntas, que sin duda no pensaban poco, se quedó unos minutos observándola.

Era bastante guapa, sin duda el color de piel, del pelo y de los ojos, estaba muy bien mezclado, parecía que ni Apolo hubiera salido tan bien. Después de este pensamiento intrusivo, volvió a dedicarle una mirada bastante desagradable.

"Por fin, un poco más y tengo que bajar yo misma a por ellas", dijo haciendo una mueca chulesca y desagradable.

Chiara, que aún recuperaba el aliento, se sobresaltó al escuchar las palabras de la pelirroja, se incorporó para poder mirarla a la cara, cuando se dio cuenta de que iba en albornoz, no pudo evitar mirar sus piernas, subiendo por el tronco de su cuerpo, hasta finalmente encontrarse con su cara, pasó más de lo que le gustaría admirándola, desde luego entendía que todo el mundo estuviera loco con ella.

"Perdone, señorita Hodar, es que tiene usted muchas maletas", dijo como pudo mirándola directamente a los ojos.

Violeta se dio cuenta de que le acababa de hacer una fotocopia de cuerpo entero y sintió que se sonrojaba un poco al respecto.

"Ese no es mi problema, y es tu trabajo", volvió a decir en tono amenazante.

Chiara tuvo que contar hasta 5 antes de hablar porque sin duda, esa chica le trastornaba la conciencia.

"Tiene razón, perdone", dijo entrando sin preguntar para dejar las maletas dentro de la habitación.

"No vale que me digas perdón si luego te vas a volver a comportar como una insolente", el enfado iba aumentando.

Chiara no dijo nada al resto, solo estaba concentrada en meter todas las maletas en aquella habitación

"Todas están listas. Si no necesitas nada más, me marcho", dijo casi corriendo hacia la puerta, donde Violeta puso la mano en ella y la detuvo de golpe.

"Por supuesto que necesito algo más", dijo peligrosamente cerca de la Morena, podía sentir la respiración de aquella muchacha.

"¿Sí? Dime", dijo mirándola directamente a los ojos, para luego bajar la vista a sus gruesos labios.

"Una disculpa, o mañana créeme que estás en la calle", dijo desafiándola directamente a los ojos y procediendo a mirar también sus labios y sentir cómo sus mejillas cambiaban de color, y algo se movía en su interior.

"Lo siento, nunca debería hablarte así", dijo Chiara mirándola directamente a los ojos.

Violeta le sostuvo la mirada, volviendo a bajarla a sus labios, para después abrir la puerta y hacerle una señal para que se fuera.

Chiara salió por la puerta y pudo sentir cómo sus mejillas estaban calientes. Se aclaró la garganta y regresó a su puesto de trabajo, con un calor en todo el cuerpo, sin saber si era por la rabia que le daba tener que ceder o por lo atractiva que era esa chica.

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Esperemos que estas dos se lleven bien......
Muak muak

Tú y yo, y todo lo demás -KiViDonde viven las historias. Descúbrelo ahora