Destroyers of Worlds [Destructores de Mundos]

IX. Campeón

Destroyers of Worlds
Destructores de Mundos

IX. Campeón.

La noticia se regó como pólvora por todo el mundo.

El piloto de rally, anterior piloto de Formula 1 y padre de Max Verstappen estaba en la cárcel (de nuevo) esta vez por conspiración e intento de homicidio.

El estrés que esa noticia causaba a los miembros de Red Bull era tanta porque cambiaba el panorama por completo de lo que puede o no suceder dentro de la empresa.

Se tuvo que hacer un exhaustiva investigación entre carreras, la FIA trabajaba horas extras para esclarecer la situación mientras Christian, Max y Checo se mantenían en el ojo del huracán.

Pero por extraño que parezca Christian no estaba nervioso.

Todo era gracias a Max, él solamente se digna a ignorar las entrevistas con referencia a su padre, ayudando a que Red Bull mantuviera un límite en todo esto.

Lo peor del caso fue que ese sabotaje fue a varias escuderías, lo que causó un revuelo con las regulaciones donde los pilotos no se sintieran incómodos con lo que pasaba en pista, ya que la pregunta que todos se hacían era, si Jos pudo causar un posible daño a su hijo y el compañero de este, ¿Qué más no pudo haber hecho?

Aun así la vida sigue.

O al menos eso decía Max.

—¿Estas seguro de lo que me dices?

Christian miraba al joven neerlandés que ese día después de una junta sobre lo que pasaría en las siguientes carreras, le pidió hablar con el.

—Si.

—Es muy apresurado. Aun no sabemos que pasará con el juicio de tu padre.

—Quiero que todo lo relacionado con Jos y conmigo se separe de una vez, por el bien tuyo, el nuestro y el equipo, solo quiero correr Christian, quiero olvidarme de que tuve un padre como él.

Christian miraba a Max tranquilo a pesar de todo el revuelo que sucedía alrededor de su nombre, un campeón del mundo coludido a un delincuente, era la comidilla de la prensa.

Sin embargo, a Max nunca le ha importado lo que opinan de él y este era un gran ejemplo.

Al verlo sonreírle mientras se despedía de él para salir de la oficina, la idea de que Sergio le ayudaba a reponerse de todo esto le cruzó la cabeza.

Tal vez estaba bien y no había nada de que preocuparse.

O eso creyó.

Max estaba pasando por un proceso de adaptación que se le dificultaba superar.

No tener esa figura paterna que toda su vida estaba ahí le dejaba un sentimiento ajeno a su vida de siempre.

El mundo tenía un brillo extraño al darse cuenta que podía hacerse cargo de si mismo sin esperar a que su padre le reprendiera por algo.

Había aprendido eso de Sergio, que siendo tan diferente a él le enseñaba qué relajarse un poco esta bien.

Aun así temblaba al ir descubriendo cosas que le gustan, que son ajenas a las carreras.

Como la fotografía, mirar un atardecer o no durar horas tras el simulador.

Podía relajarse y eso se sentía raro.

La carrera en casa seria diferente esta vez ya que su padre lo había criado como neerlandés por él, porque así debería de ser. Aunque también tenía raíces belgas eran dos países completamente diferentes.