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Destroyers of Worlds
Destructores de Mundos

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Helmut sonreía al tener el contrato de Sergio sobre su escritorio, Mark lo miraba de igual forma, como si ese conjunto de hojas les hubiera contado el chiste más divertido del mundo.

Sergio llegaría en cualquier momento, había sido citado después del gran Premio de Países Bajos en las oficinas de Milton Keynes para platicar sobre algunas cuestiones importantes.

Algo bueno había salido después de todo el desastre que sucedió en los últimos meses, al fin aquella contratación que solo les había traído dolores de cabeza gracias a Horner y su forma de ver a los pilotos, llegaría a su fin.

Para ellos, Pérez era más un estorbo que una ayuda y en este momento dejaba de ser su problema.

Sergio consiguió otro campeonato para Red Bull, pero eso no era lo importante, lo importante era que la vida y los negocios se llevaban a cabo a la par de las desgracias y los errores.

El error de Checo fue el creer que tenía derecho a ser campeón, la desgracia caía sobre el talento neerlandés que en ese momento estaba en la pista de pruebas.

Los deportes son negocios, en especial uno tan exigente como la Formula 1 y por desgracia, Sergio Pérez no era un negocio sostenible.

Christian vio en Sergio el talento y la destreza para ocupar el segundo asiento de Red Bull en el momento en que se quedó sin trabajo en Racing Point. En la carrera donde obtuvo su primer triunfo, llenó la vista de quienes necesitaban a alguien que impulsara a la joven promesa de Red Bull que tenía todo para ser campeón del mundo.

Él sabía que no se había equivocado, en los últimos casi cuatro años, Checo había demostrado que su contratación había sido el mejor fichaje en años, a pesar de ser opacada por comentarios de especialistas del deporte que aseguraban que no debía de seguir en Red Bull, por su edad, por su falta de talento, por su consistencia... por envidia.

Por lo que fuera.

Christian miraba desde la barda en la zona de boxes algunas mejoras que se le habían hecho al monoplaza de 2026, se podían hacer algunos cambios al motor antes de que entrarán las nuevas regulaciones y Max se encontraba a punto de ponerlo a prueba.

Al verlo terminar de ponerse el mono, Christian recordó la brillante carrera que tuvo Checo en Sakhir y como Sergio con lo poco que tenía a la mano daba puntos a su equipo, les daba una victoria y además les demostraba lo que significa el Nunca rendirse.

Pero para los directivos no era suficiente.

Nunca había sido suficiente.

Él no debía ganar un campeonato nunca, no porque no fuera posible, sino porque el negocio pedía que aquel neerlandés con problemas familiares era mejor candidato a ser el piloto principal, el que recibía el apoyo, el que debía ganar las veces que fueran posibles.

Aun así, Christian sabe que Sergio sacó la mejor versión de Max y esos campeonatos muchas veces fueron por la habilidad de defender de Sergio, que le ayudó a su compañero en momentos difíciles y que lo ayudó a descubrir el potencial que tenía para no equivocarse.

Hacían una pareja perfecta, dentro y fuera de la pista, por eso no entendía porque tanto odio hacia él.

El primer campeonato era prueba de ello y por eso le llamaron el ministro de defensa.

El segundo campeonato fue una pelea ardua entre ambos que casi destruye el núcleo de Red Bull y que no se veía desde Webber y Vettel.

El tercero era de un Max que había aprendido de sus errores y que por nada del mundo permitiría que alguien más lo venciera, demostrando que estaba listo para volverse una leyenda.

Destroyers of Worlds [Destructores de Mundos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora