★ Nuestro invierno ★

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 16 de diciembre del 2020

Ha pasado un año, y ya tiene 12 años, cada uno y a un no son mejores amigos. Pero se quiere mucho, ya se conocen bastante.

Pov Danny:

La Navidad estaba a la vuelta de la esquina y, mientras miraba las luces que comenzaban a adornar la ciudad, no podía dejar de pensar en cómo hacerla especial para Atenea. Desde hacía días, había estado buscando un regalo que no solo fuera un objeto, sino un símbolo de nuestra amistad. Finalmente, se me ocurrió la idea perfecta: un pequeño koala de peluche.

Recordaba cómo Atenea siempre había mostrado un amor especial por esos adorables animales. Así que, cuando lo encontré en una tiendita del mercado navideño, supe que debía ser suyo. El koala tenía un pelaje suave y unas orejas grandes y esponjosas, y parecía que estaba sonriendo. Era perfecto.

El día de Navidad se acercaba, y decidí que lo mejor era dárselo antes de que todos los planes se desbordaran. La casa de mis padres estaba decorada con luces brillantes y un árbol lleno de adornos. Había un aroma delicioso en el aire, a galletas recién horneadas y pino fresco. Después de una cena llena de risas y cuentos, sentí que era el momento adecuado para dar mi regalo.

Me acerqué a Atenea, quien estaba sentada cerca de la chimenea, riendo con los demás. 

-Hey, Atenea, tengo algo para ti- le dije, mostrando un pequeño paquete envuelto con un papel brillante y un lazo rojo.

-¿Qué es?- Preguntó, iluminándose con curiosidad.

-Solo ábrelo-le respondí, sintiendo cómo la emoción me llenaba.

Ella deshizo el papel con cuidado, y cuando vio el koala de peluche, su rostro se llenó de sorpresa. -¡Es tan lindo!- Exclamó, abrazando al koala contra su pecho. -¡No puedo creer que lo encontraste!-

-Lo vi y pensé en ti- le confesé, sintiendo una calidez en el pecho. -Quería que tuvieras algo que te recordara nuestra amistad, algo que siempre estuviera contigo.-

Atenea miró el koala y luego me miró a mí, con una sonrisa que iluminaba su rostro. 

-Este es el mejor regalo de Navidad. ¡Gracias, Danny! Lo llevaré a todas partes.-

Mientras nos abrazábamos, el calor de la amistad llenaba el aire, y en ese instante, supe que no había mejor regalo que tener a alguien como ella en mi vida. Con el koala en sus brazos, Atenea se veía más feliz que nunca, y eso me llenó de alegría.

Mi vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora