Capitulo dos

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Kara colocó la bandeja en una mesa que había en un rincón de la cafetería del hospital y, con un gesto de la mano, saludó a Diana, que parecía un poco cansada. Kara sonrió mientras separaba la silla. Cuando era niña había pasado allí algunos de los momentos más memorables de su infancia: Miranda las recogía a ella y a Alex del colegio para que las tres pudieran cenar con Eliza en aquella misma cafetería. E incluso cuando estaba en la universidad, Kara había compartido con Miranda tantas cenas como había podido en aquel mismo lugar. Kara se sentía tan cercana a Miranda Otto como a su propia madre. Miranda y Eliza llevaban juntas veinticinco años y Miranda había asumido su parte en las tareas del hogar, al igual que las otras madres del barrio. Conocía tan bien a Kara y a Alex que a veces le daba hasta un poco de miedo.

— «Y también está Lena, que no me quita el ojo de encima» –pensó Kara con desaliento.

Kara vació la bandeja y la dejó en una mesa cercana. La ensalada parecía fresca, lo que constituía una agradable sorpresa, teniendo en cuenta la hora que era. Diana había tenido que ir a atender una cesárea urgente, pero, de todos modos, comer tarde había resultado ser lo mejor para las dos.


— Se te ve un poco demacrada hoy, doctora Prince —dijo Kara con una sonrisita.
— Ya puede ser, doctora Danvers. —Diana se sentó y lentamente retiró de su bandeja un bocadillo de ensalada de pollo y un café.
— ¿Que ha sido? —preguntó Kara— ¿La operación de esta mañana tan temprano o la ninfómana con la que sales? —Diana se rio entre dientes y negó con la cabeza.
— Esta mañana ha insistido en acompañarme en coche. Estábamos paradas en medio del tráfico habitual, avanzando penosamente por la I-10 cuando va y..
— ¿Es otra historia de sexo en la autopista?
— No —se limitó a decir Diana— Es una historia de juegos previos creativos. No hubo sexo hasta que aparcó el coche en la zona de entrada y salida de pacientes, frente al hospital —Kara puso los ojos en blanco.
— ¡Jesús!
— Y que lo digas, cariño. Después de lo de anoche, no creía que hoy fuera capaz ni tan siquiera de caminar. ¡Virgen santísima!
— Estoy segura de que no me interesa escuchar nada de eso. —Diana mordisqueó su bocadillo y se limpió la boca con la servilleta.
— No sé qué es lo que más me preocupa de esta relación, sí que a ella se le ocurran estas cosas tan escandalosas o que yo esté tan dispuesta a hacerlas con ella. ¿Qué será?
— Parece que te gusta mucho. —Diana echó la cabeza hacia atrás y se rio.
— Te has dado cuenta.
— Sí, me he dado cuenta. Y supongo que tendré que apartar algún dinero para la fianza, cuando me telefonees haciendo use de la única llamada de teléfono permitida después de ser arrestadas, acusadas de algún tipo de cargos por mala conducta sexual. —Diana tomó un trago de café y después empezó con la otra mitad de su bocadillo.
— Tú sí que eres una amiga de verdad. ¿Y tú? ¿Tienes novedades? Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que ingresaste a un paciente.
— Tres este mes. Deberías saberlo, pero cada vez que vengo estás demasiado ocupada.
— ¿Estas bien? —preguntó Diana, poniéndose seria de repente— Pareces un poco triste.
— Estoy bien. Mejor que nunca. —Kara se recostó en la silla y jugueteó con el tenedor— Alex y Lena se han separado. Supongo que no sé muy bien que hacer.
— Por favor, no me digas que aun estas enamorada de ella, Kara. Mantener viva la llama de un amor no correspondido es indigno de ti. —Como Kara no decía nada, Diana suspiró dramáticamente y dio unos golpecitos sobre la mesa con los dedos— Hace mucho tiempo que Lena tomó una decisión. Olvídala.
— Ella nunca supo que podía elegir —replicó Kara.
— ¡Tonterías! ¿Acaso no salías tú con ella cuando Alex apareció en escena?
— Sí y no.
— Sí y no. ¡Y una mierda! Escúchame —dijo Diana en un tono apremiante— Olvídate de Lena. No te conviene. No importa si Alex se va de casa ni si se junta con todo un harén de lesbianas: Lena Luthor siempre estará perdidamente enamorada de ella, independientemente de lo que haga Alex. ¿Me oyes?
— A ella no le gusta que la pisoteen, Diana.
— No le importa que la pisoteen, en lo que respecta a tu hermana.
— No estoy de acuerdo —Kara se puso en pie y tiro las servilletas y los cubiertos de plástico. De repente, había perdido el apetito— Un harén de lesbianas —masculló— ¿Desde cuando eres miembro del club de fans de Alexandra Danvers? Es una inútil y una rompecorazones.
— Por no mencionar que es jodidamente buena en la cama —dijo Diana mientras se acababa el bocadillo.
— Tienes razón —espetó Kara— Mejor no mencionarlo. —Había olvidado que años atrás Alex y Diana habían tenido una aventurilla— «Y tanto, mejor que no lo mencionemos» –volvió a pensar Kara, enfadada.

Esperandote (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora