Capitulo Ocho (+18)

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A Kara le sorprendió ver que Diana ya estaba en el restaurante cuando ella llegó. Para su consternación, una mirada al reloj le confirmó que era ella la que llegaba tarde, no es que Diana hubiera llegado pronto. Kara se ahuecó el pelo, que aún estaba húmedo. Darse una ducha con Lena aquella mañana hubiera sido una idea excelente si no se hubieran pasado tanto rato besándose bajo el chorro de agua. Kara prácticamente podía sentir cómo resplandecía su cuerpo cada vez que pensaba en Lena y, si hubiera tenido que hacerlo, hubiera sido capaz de vivir durante meses solo con el recuerdo de la noche anterior.



— Creía que me había equivocado de restaurante —dijo Diana— Nunca había llegado antes que tu
— Se me ha hecho tarde —repuso Kara.
— ¿Estas bien? Te veo diferente esta mañana.
— Perfectamente —respondió Kara— He estado...
— Espera a que te cuente lo que me pasó anoche Kara —El brillo de su mirada alertó a Kara de que se avecinaba un relato de aventuras sexuales, pero la camarera que se acercó a servirles café y a tomar nota las interrumpió momentáneamente— Imra tiene una amiga que trabaja en el Sea World —dijo Diana en cuanto se hubo ido la camarera— ¿Has oído las noticias esta mañana? ¿Has visto los titulares de los periódicos? —Kara negó con la cabeza. Lena era lo único que tenía en la mente.
— ¡Estábamos allí anoche cuando nació Baby Shamu! —exclamó Diana— Fue increíble.
— ¿Baby Shamu? ¿La bal? Estas de broma, ¿verdad? ¿Es por eso por lo que estas tan exaltada?
— Fue todo un acontecimiento mediático —dijo Diana, un poco molesta por la falta de entusiasmo de Kara— Nos dieron un distintivo especial y todo.
— Distintivos especiales. ¡Guau! —Kara se rio. «Dios, que bien me siento esta mañana.»— Me alegra saber que ustedes dos, si hace falta, pueden estar en público sin quitarse la ropa. Es fantástico. —Diana arqueó una ceja y lanzó una risita cómplice.
— Todavía no se ha acabado la historia, doctora Danvers. Después, mientras todos estaban en el baño del bebé, mi pequeña Imra y yo bautizamos el Shamu Stadium. Por cierto, la acústica es fabulosa. Fue una experiencia estimulante, tal como dicen.
— ¿En el Shamu Stadium? ¿Tú y Imra en el...?
— ...Shamu Stadium —Diana terminó la frase por ella— Me poseyó justo allí, en la zona mojada, cariño, en la primera fila del centro. Fue una experiencia de otra dimensión.
— Se llama zona de salpicaduras, no zona mojada —le recordó Kara.
— Créeme, doctora Danvers. Para cuando nosotras acabamos, era la zona mojada. —Diana deslizó lentamente la punta de la lengua por su brillante labio superior y movió la cabeza— Voy a trabajar cada día porque así puedo descansar un poco, te lo juro. —Alcanzó su taza de café— ¿Y bien? ¿Cómo van las cosas a ustedes? ¿Ha habido algún progreso en el frente Lena Luthor, por decirlo así? —Kara se apoyó en el respaldo y sonrió.
— Anoche hicimos el amor —dijo tranquilamente.
— ¿Ustedes que? —gritó Diana. Volvió a dejar la taza, vertiendo gran parte del contenido sobre el plato— ¿De verdad? —Kara asintió— ¿Y por qué me dejas hablar y hablar sobre ese estúpido pez? Cuéntamelo todo sin dejarte ni una palabra.


Se tomaron el café mientras Kara respondía a una batería de preguntas salpicadas de vez en cuando por los escandalosos aullidos de deleite de Diana. Kara se negó a comentar los detalles íntimos de aquella noche de pasión, a pesar de que Diana intentó curiosear en diversas ocasiones.


— Bueno —dijo Diana con una sonrisita— siempre he admirado tu paciencia. —Hicieron chocar las tazas en un brindis— Lo bueno se hace esperar, doctora Danvers. Y tú llevas mucho tiempo esperando.
— Eso no es lo mismo que decías hace años —le recordó Kara— Tu filosofía de entonces era que la que espera desespera. —La cálida sonrisa de Diana era contagiosa.
— Ya se sabe que alguna vez puedo equivocarme.


***


Más tarde, aquel mismo día, Kara llamó a la puerta de Lena. Su corazón parecía una cuerda descontrolada que le daba latigazos en el pecho. No podía recordar ni las dos terceras partes de lo que había hecho durante el día salvo pensar en la noche anterior y fantasear con lo que tenía intención de hacerle a Lena más tarde. Kara saludó con la mano al rostro que se asomó tras las cortinas y, por el tintineo de la cerradura, supo que Lena estaba igual de ansiosa por verla. La puerta se abrió de par en par y Lena tomó a Kara de la mano para arrastrarla hacia el interior.


Esperandote (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora