Capitulo siete(+18)

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COMO DEJE DE PUBLICAR POR PROBLEMAS CON LA PC VOY A SUBIR VARIOS CAPÍTULOS HOY




— Siéntate —dijo Kara mientras daba un trago a su café, a la mañana siguiente. La sonrisa de Diana delataba que había empezado el día disfrutando del sexo— Y no quiero oír nada sobre lo del ascensor, ¿vale? Estoy segura de que fue fantástico, así que no necesito más detalles.
— El sexo en el ascensor tiene sus altibajos, amiga mía —dijo Diana. Kara abrió el menú y gimió.
— Esta noche voy a cenar con Lena y esta vez ha sido ella quien me ha llamado a mí.
— Humm. ¿Conque es eso? Supongo que aún no has saltado sobre ella, ¿no?
— No, aun no.
— ¿Esta noche, quizá?
— Todavía faltan semanas para eso.
— ¿Semanas? —repitió Diana, horrorizada. Su busca empezó a sonar. Comprobó el número en la pantalla y buscó en el bolso su teléfono móvil, todo en el mismo movimiento— El bebé de los Gillespie, me juego algo —dijo al tiempo que marcaba el número. Mientras esperaba a que alguien contestara, Diana echó una ojeada a la carta— La doctora Prince respondiendo a un aviso —dijo. Kara la contempló con una ceja arqueada, preguntándose con qué frecuencia la amante de Diana se quedaría sola en el restaurante con dos platos que comerse y que pagar. «Seguramente es por eso por lo que se pasan tanto tiempo haciendo el amor en el coche, porque Diana nunca está en otro sitio el tiempo suficiente.»
— ¿Cada cuánto? —Kara cerró la carta y tomó un trago de café— Dile que voy para allí. Eso hará que se sienta mejor —Diana cerró la carta e hizo un gesto a la camarera— Ya sabemos lo que queremos —indicó, mientras bajaba la antenita del teléfono móvil y volvía a comprobar el busca. Pidieron y después juguetearon con sus cafés— Bueno —dijo Diana al cabo de un rato— ¿Cuándo fue la última vez que mantuviste relaciones sexuales, doctora Danvers? —Y luego añadió— Con otra persona, quiero decir.
— Muy graciosa —refunfuñó Kara— Y eso no es asunto tuyo, por cierto.
— ¿Tanto hace? —Diana sonrió ampliamente— ¿Y a que estas esperando? Me vuelves loca con tanta espera. —Kara suspiró y jugueteó con su servilletero plateado.
— Ayer la besé. Me costó cien dólares, pero la besé.
— ¿A Lena? ¿Has besado a Lena? —Diana juntó las manos en la mesa delante de ella— Rebobina y vuelve a empezar, ¡ya!


Kara le explicó lo de la caseta de besos, el donativo de cien dólares y la llamada del busca justo en el momento en que se suponía que iba a recibir cien besos.

— Espera un momento —dijo Diana— ¿Te sonó el busca? ¿Un domingo? ¿Para qué diablos te avisaron: al alcalde le salió un grano en el culo o algo así? ¿A los dermatólogos nunca les suena el busca!
— Estaba sustituyendo a Morgan. Tiene un paciente en el hospital que es alérgico a todo lo que le damos. Cuando pasé visita el domingo por la mañana estaba bien, pero después empeoró.
— Ya veo. Humm. ¿Y qué tal el beso? —Kara cerró los ojos mientras su estómago daba la voltereta habitual cada vez que pensaba en Lena.
— Fue maravilloso —murmuró con una voz de emoción— Esta noche vamos a cenar para comentarlo. —Ante la mirada escéptica de Diana, añadió— Tengo miedo de estropearlo todo si voy demasiado deprisa —Volvió a apoyarse en el asiento y se apartó un mechón de pelo de los ojos— Creo que toda esa discusión sobre Alex me ha puesto los nervios de punta.
— ¿Que dice Lena de Alex?
— No es lo que dice Lena lo que me preocupa —saltó Kara, mientras levantaba los ojos para mirarla— Al menos, no de momento, sino lo que dices tú: «un genio en la cama», «dentro de un mes volverán a estar juntas». Alex esto y Alex lo otro. Por Dios, Diana, ¿y si tienes razón?
— Así que ahora es culpa mía que tu seguridad en ti misma este por los suelos. —Kara puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.
— A mi seguridad en mí misma no le pasa nada —dijo, haciendo un esfuerzo por no alzar la voz— Tengo un plan y no necesito tus consejos, ¿de acuerdo? Deja que haga las cosas a mi manera.
— ¿Cuál es el plan?
— Unas cuantas semanas saliendo simplemente a cenar, con flores y bombones, un poco de romanticismo... Lo clásico.
— ¿Y después atacarás? —Kara se encogió de hombros.
— Entonces, por lo menos, estaré preparada para pensármelo.

Había sido un día de mucho trabajo y, en circunstancias normales, Kara hubiera estado cansada y malhumorada, pero aquellas circunstancias no eran en absoluto normales. Tenía una cita con Lena Luthor y había sido la misma Lena en persona la que la había llamado para proponerle aquella cita, así que nada más parecía tener importancia. Lena le abrió la puerta con una mirada provocativa, parecida a la que tenía cuando Kara la dejó en la caseta de los besos el día anterior. El ambiente estaba cargado de magia, mientras, lentamente, se estudiaban la una a la otra.


Esperandote (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora