Capitulo seis

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Les regalo este cap, disfruten 



Kara Danvers estaba preparada para ir a trabajar y andaba más animada de lo normal mientras se movía por el apartamento. Había tenido un sueño muy vivido, en el que besaba a Lena, e incluso entonces, horas después, mientras preparaba su maletín, le daba un vuelco el estómago cada vez que lo recordaba. Se sorprendió a sí misma cantando tontas canciones de amor de camino al restaurante donde tenía que encontrarse con Diana para desayunar. Se sentía de maravilla. En el sueño, Kara recogía a Lena para ir a cenar y cuando estaban en el coche parecía como si Lena se hubiera sentado un poco más cerca de ella en el asiento. Kara no podía recordar nada de lo que hablaban, pero sí que Lena se reía y como su pelo negro enmarcaba su encantadora cara cada vez que inclinaba la cabeza. En el sueño, Kara sugería que después de la cena podían ir a su casa a ver a los gatitos.

«¿De dónde carajos han salido los gatitos, Danvers?» —se preguntó a sí misma con una risita, mientras zigzagueaba entre el tráfico.

Noah, el gato persa de Kara, no tenía ni una pizca de espíritu maternal en todo el cuerpo, pero en su sueño había cuatro gatitos en una cesta junto a la puerta del lavadero. Eran unas criaturitas preciosas, que apenas habían abierto los ojos. Kara se arrodillaba a un lado de la cesta y Lena al otro, y de pronto sus ojos se encontraban, dejaban los gatitos al mismo tiempo y se acercaban la una a la otra para darse un beso. Cuando terminaban de besarse, Lena se levantaba, daba media vuelta y salía de la habitación, mientras Kara empezaba a soñar con otras cocas.

— ¿Eso es todo? —dijo Diana por encima de su taco de patata y huevo— ¿Soñar con un beso es lo que te ha dejado en ese estado? Vaya, vaya. Me pregunto cómo estarías si te hubiera manoseado un poco. —Kara le lanzó una servilleta hecha una bola— ¿Qué tipo de beso era? —le preguntó Diana.

— Bueno, Dios, muy bueno —respondió Kara, con un suspiro— Me estremecí de tal modo que, si no llega a ser porque estaba dormida, me hubiera desmayado —Las risas de Diana acallaron unas cuantas conversaciones en las mesas de su alrededor.

— Háblame de ese beso —dijo, bajando la voz— ¿Lena estaba tan interesada como tú? En el sueño, quiero decir.

— ¡Ya lo creo! Ella también me estaba besando.

— ¿Por qué crees que se levantó y se fue de esa manera? —preguntó Diana.

— No lo sé. Puede que fuera hacia mi dormitorio, esperando a que yo la siguiera.

— Parece como si todavía continuaras soñando, doctora Danvers. —Kara le habló de su inminente cita del martes por la noche.

— Creo que estoy un poco nerviosa —admitió. Dejó de fingir que comía y, en vez de eso, dio un sorbo a su café tibio— No estoy segura de lo que debo hacer de ahora en adelante.

— Ataca —dijo Diana— No hay ninguna duda. —Kara puso los ojos en blanco.

— No puedo creer que te esté pidiendo consejo a ti. A la que mantiene relaciones sexuales en la zona de carga y descarga de pacientes porque a primera hora de la mañana los ascensores están demasiado llenos. —Diana sonrió y apartó el plato vacío.

— Se diría que esta celosa claro que deberías estarlo. —Alcanzó el café y escudriñó a su amiga por encima de la taza— ¿Y que tiene esa mujer de especial? —Le preguntó Diana con seriedad— He vista mujeres agolpándose a tu alrededor para intentar captar tu atención. Ahí fuera siempre has sido muy popular. ¿Por qué sigues soñando con alguien que ni siquiera sabe que existes?

— Porque, en mis sueños, besa de maravilla.

— Sí, claro —dijo Diana con una sonrisita— en tus sueños.

Esperandote (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora